sábado, 6 de septiembre de 2008

Indecisión 2008

La campaña, aunque parezca increíble, recién comienza. Ambos candidatos han cometido errores gigantescos, pero es Barack Obama quien ha comprometido un triunfo holgado

Hace un año Hillary Clinton era la más probable próxima jefa de gobierno. La bajísima popularidad de George Bush convertía la necesidad de cambio en algo inevitable. En las encuestas recientes la mayoría de los nortemericanos ha manifestado preocupación por el rumbo del país lo que puede interpretarse como un real deseo de enmendar el camino. Sin embargo, las encuestas demuestran prácticamente un empate entre Barack Obama, quien se autoproclama como la encarnación del cambio, y John McCain, el candidato en la coalición de gobierno. Esto demuestra que la campaña de Barack Obama ha sido, si lo pensamos friamente, muy mala.

Es importante pensar en frío. Recordemos por un momento a la masa enardecida vitoreando a Obama y luego llorando a moco tendido con el discurso de Michelle Obama, absortos ante la emoción de ver fuegos artificiales resplandeciendo el la oscuridad del cielo y mientras caía confetti en el cierre de la convención Demócrata. Pero salvo la promesa de bajar impuestos para el 95% de los trabajadores, aún no hay sustancia en su discurso. El plan de cobertura estatal de salud aún no se presenta al electorado, y si si desea bajar impuestos, aún no sabemos cómo va a financiar su osado plan. En un mundo peligroso, donde naciones no democráticas tienen bombas nucleares, Obama sólo deslumbra a la clase intelectual europea, pero para desgracia de Obama, ellos no tienen derecho a voto en EEUU. Obama aún no logra demostrar que él es mejor candidato que Hillary Clinton.

Es natural que este blog no se impresione por el discurso económico de Obama. Su carrera profesional incluye sesudas clases de derecho y trabajos en proyectos sociales (financiados con dineros públicos), pero su desconexión con la América corporativa, y su propia cero experiencia en el sector privado lo hacen un candidato que nos despierta poco entusiasmo. Su abierto rechazo a nuevos acuerdos de libre comercio, o la revisión de aquellos ya en marcha, muchos de ellos iniciados bajo Bill Clinton (como el TLC con Chile), no sólo sitúan a Obama demasiado a la izquierda como para entusiasmar a este blog, sino que pasa a ser un candidato altamente peligroso frente al difícil panorama internacional en que más países levantan barreras proteccionistas ante la crisis de alimentos.

John McCain, como es de esperarse, ha prestado su apoyo a la eliminación de aranceles y a las rebajas de impuestos, y era conocido por ser un republicano "disidente": irreligioso, partidario de cerrar Guantánamo, sin grandes objeciones al aborto o al matrimonio gay, ha sido un político que entiende los beneficios de la inmigración y se opuso a las irresponsables rebajas de impuestos de George Bush. No es de extrañarse que The Economist le haya brindado su endorsement (ver The case for John McCain).

Pero, desgraciadamente, McCain ha dado un golpe de timón y se dirige rumbo a la ultraderecha para satisfacer a la ortodoxia republicana, la misma que ha sembrado las ansias de cambio en el electorado norteamericano. Peor aún, sus rebajas de impuestos favorecen a los más acaudalados y no al grueso de la población, y se muestra poco preocupado por el déficit que ha generado Bush.

Y los errores continúan. La designación de Sarah Palin ha sido temeraria. El punto fuerte de McCain era su experiencia, mientras que el carácter neófito de Obama en relaciones internacionales sería el punto que el republicano iba a explotar. Obama acusó recibo del golpe y nombró a Joseph Biden. Sin embargo, ambos candidatos cometieron errores garrafales. En caso que gane McCain, es probable que muera durante su primer mandato, y si gana la reelección, es aún más probable que muera durante el segundo período. Es decir, es factible que Palin se convierta en presidenta. ¿Es posible que una persona total y absolutamente falta de experiencia guíe los destinos de EEUU? ¿Con qué cara va a cuestionar McCain ahora a su contrincante?

Pero el error más funesto provino del candidato Demócrata. Es increíble que Barack Obama no haya invitado a Hillary Clinton a optar a la vicepresidencia. La dupla Obama-Clinton habría sido indestructible.

Lo imposible, otro período republicano, ahora es probable.






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