sábado, 1 de noviembre de 2008

Democracy in America: The case for Barack Obama


"En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talentos y virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Norte, los sistemas enteramente populares
, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina."
- Simón Bolívar


"Cada una de nuestras acciones es un grito de guerra contra el imperialismo, y un himno de batalla del pueblo unido contra nuestro gran enemigo: Estados Unidos"
- Ernesto "Che" Guevara


"Declaración de independencia", John Trumbull




Un análisis del
political endorsement de The Economist a Barack Obama, donde Chile Liberal argumentará a favor del senador de Illinois, aunque con limitado entusiasmo

I. Barack Obama y América Latina
The Economist subtituló "El tibio entusiasmo de los latinos por Barack Obama" una pieza de análisis análisis que demuestra efectivamente el bajo entusiasmo que despierta el senador novicio. ¿Por qué? Hay dos puntos en consideración que constituyen los baluartes de este blog: libre comercio y migración. Empecemos por el libre comercio, donde The Economist dice:
"(...) Mr McCain is a committed free-trader. Mr Obama has said he will seek to renegotiatethe North American Free-Trade Agreement (NAFTA) with Canada and Mexico. He also opposes the trade agreement with Colombia, citing murders of trade unionists there (although these have fallen steeply, and their perpetrators increasingly face justice). This alarms Mexican officials and disappoints those of Colombia. But Mr Obama adopted this stance because voters worry about the loss of manufacturing jobs, and because it chimes with his union backers."
El libre comercio es la expresión tanto de la libertad individual como del espíritu emprendedor innato del ser humano. Las premisas proteccionistas de Obama y su hostilidad a las grandes corporaciones lo sitúa a la extrema izquierda del esprectro norteamericano, demasiado lejos como para entusiasmar a Chile Liberal. América Latina debe saber que de materializarse el resultado de todas las encuestas, se viene el presidente más hostil al libre comercio que EEUU ha visto en su historia. Todos los países latinoamericanos tienen fuertes lazos económicos con la nación hermana del Norte, y el presidente Obama probablemente sea un obstáculo.

En cuanto a migración:
"[Obama y McCain] support stronger border control. Neither offers anything new on illegal drugs (both men voted for the Mérida Initiative, granting aid to Mexico, and both back Plan Colombia). There is a clearer difference on Cuba. Mr McCain is an enthusiastic supporter of the American economic embargo against the island. In a speech in Miami, Mr Obama promised to lift Mr Bush’s restrictions on family visits and remittances by Cuban-Americans, but not the embargo itself.
Nadie va a negar que se debe mantener un control fronterizo, más aún entre dos naciones con economías completamente dispares como México y EEUU. Desgraciadamente, ninguno de los candidatos ha propuesto terminar con la ridícula prohibición de drogas que aflige a EEUU y que ha devastado a México, Colombia y Bolivia, y al mundo entero (señores: despenalicen el consumo de drogas). Pero más allá, la represión del consumo de drogas afecta a la economía ya que el mercado norteamericano demanda mano de obra, pero los burócratas no permiten un flujo expedito de capital humano por miedo al tráfico de drogas. Añádanle el proteccionismo de Obama y la mezcla es tóxica. El embargo a Cuba es otra medida completamente chiflada. Si los cubanos tuviesen acceso a más bienes de consumo, demandarían libertad política y el régimen castrista caería por su propio peso. No obstante, Obama acierta en eliminar las barreras a las visitas de familiares a Cuba y los envíos de remesas, muy necesarios para mantener a ese resabio comunista del Caribe en calma a la espera de la muerte de Castro para comenzar a liberalizar la isla.


II. Barack Obama y el electorado norteamericano

Como nos dice The Economist aquí, hay dos mentiras que la campaña de Obama ha diseminado. Veamos:
"[McCain] has proposed tax breaks for companies that ship jobs overseas” and (...) wants to give “tax breaks of $4 billion per year for oil companies."
Primero, Obama no debe distorsionar el crecimiento de la economía. Si una empresa decide cerrar puestos de trabajo y abrirlos en otro país donde la mano de obra es más barata, la empresa en cuestión se vuelve más eficiente, optimiza sus utilidades, y sus mayores recursos le permite ser más competitiva y ofrecer sus servicios a más bajo precio. Esto en sí beneficia a los consumidores, y crea más riqueza en el exterior y genera más consumidores, que a su vez demandarán más productos y servicios. Los empleos que se pierden normalmente son los de más baja calificación y la mano de obra disponible puede usar su preparación y conocimiento en tareas más sofisticadas. Al existir oferta de mano de obra, existirá demanda por ella (Ley de Say). Paradójicamente, un sistema de seguridad social será necesario para evitar agitación social mientras la globalización reestructura al mundo producto del desempleo inicial, pero el senador Obama se equivoca por completo al generar pánico e incentivar el nefasto proteccionsimo.

Segundo, en cuanto a las rebajas de impuesto: en una época en que EEUU necesita dinero para mantener el crédito, es completamente incomprensible la obsesión de Obama por despojar a las empresas de sus utilidades mediante impuestos.

¿Por qué Barack Obama entonces?
Nuevamente, The Economist:
"There is no getting around the fact that Mr Obama’s résumé is thin for the world’s biggest job. But the exceptionally assured way in which he has run his campaign is a considerable comfort. It is not just that he has more than held his own against Mr McCain in the debates. A man who started with no money and few supporters has out-thought, out-organised and outfought the two mightiest machines in American politics—the Clintons and the conservative right."
Obama ha electrizado a su país y al mundo. Puso de rodillas a la maquinaria de Hillary Clinton y se recuperó cuando el desgaste se hizo patente (y su rival no dio el ancho). Es un hombre carismático, pero con carisma no se logra gobernar eficazmente, de otro modo, por ejemplo, Michelle Bachelet sería aún una estrella fulgorosa: no lo es. El símil con Bachelet es útil. A diferencia de la doctora chilena, Obama es un hombre de una inteligencia aguda, se ha rodeado de expertos en todas las materias, demuestrasin tener experiencia en el sector privadorasgos ejecutivos encomiables.

Obama es una apuesta, pero vale la pena arriesgarse, especialmente después del fiasco de George Bush. Preocupa que el Congreso y la Casa Blanca sean demócratas. Gran parte del éxito del gobierno de Bill Clinton se debe a que tuvo un Congreso republicano que lo forzó a mantener el gasto a raya, y el país terminó con un superávit (despilfarrado ignominiosamente por Bush). No será así con un triunfo avasallador de Obama y los demócratas. Pero EEUU debe recuperar su imagen en el exterior y seguir brillando como el faro de libertad, meritocracia y multiculturalismo que ha sido desde su fundación, y Barack Obama es la mejor esperanza de limpiar la imagen de esta gran nación y de establecer una diplomacia efectiva e inteligente.

Después de horrorosos 8 años de Bush, EEUU nos muestra la deslumbrante fuerza de su plena institucionalidad y su ausencia de personalismo: el presidente se va, no vuelve nunca más, y pase lo que pase, habrá elecciones en 4 años y el electorado dará su veredicto sobre el primer período y decidirá si cambia de rumbo o profundiza el proceso. La magia norteamericana por la reinvención se hace realidad una vez más, ahora llega el polo opuesto de Bush a limpiar el desastre. Y pensar que Obama salió de la oscuridad de su propio partido ganando una primaria, y se repuso con fuerza ante la adversidad ante una presidencia casi segura de Hillary. Una típica película gringa con un final feliz, aunque no hay que cantar victoria aún.

Este blog suscribe las palabras de The Econonomist: EEUU debe arriesgarse y nombrar a Barack Obama como el líder del mundo libre.






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