domingo, 15 de noviembre de 2009

Piñera sigue empeorando

Piñera promete ganarle la guerra al narcotráfico. Acá explicamos por qué se equivoca

Como vimos anteriormente, la administración de Barack Obama ha comenzado a liberalizar las leyes que prohíben el consumo y comercialización de drogas, empezando por la liberalización de la cannabis. En la práctica, la cannabis puede adquirirse libremente siempre y cuando sea con fines terapéuticos. Por una módica suma, cada vez más profesionales recetan la droga a quien la solicite. Sólo en el estado de California, la liberalización de cannabis permitiría recaudar 1.300 millones de dólares al año (fuente: The Economist), recursos que podrían destinarse para educar sobre un uso responsable de la droga, o incluso pueden utilizarse para inyectar liquidez a los alicaídos mercados financieros (en EEUU, la Gran Depresión fue la gran causante del fin de la prohibición de alcohol). Efectos colaterales de considerar el consumo de drogas como una cuestión de elección personal o, en el peor de los casos, una cuestión médica, serían el terminar con la corrupción de los carteles de drogas y su consecuente trágico saldo de guerras civiles, barrios desamparados, gobiernos paralelos, y posibilitaría ahorrar costosos recursos policiales, además de cerrar cárceles (que son las escuelas de delincuencia).

Las drogas son comunes. Como muestra el siguiente gráfico (fuente: The Economist), un quinto de los europeos ha consumido cannabis.



Pero alejado de esta realidad, y sin una pizca de sentido común, Sebastián Piñera cree que él va a derrotar a los narcos. ¿Cómo? De seguro con más policías armados hasta los dientes, cárceles más sofisiticadas y más grandes, más leyes represivas (con miles de horas de carísimo trabajo legislativo desperdiciado), más miedo a las autoridades, y por consiguiente, subiendo más impuestos para pagar todo este derroche descomunal de costosos y escasos recursos. A continuación palabras del propio candidato al respecto, en el minuto 0:38.



Está chiflado Piñera si cree que él va a lograr la guerra que declaró Nixon, y que se ha perdido en todo el mundo, y que cada presidente norteamericano ha perdido. Obama se ha dado por derrotado, lo que está muy bien: sólo se puede ganar una guerra justa. El candidato-magnate desciende en un peligroso círculo vicioso conservador, al insistir en querer derrotar a los narcotraficantes y negarse a descriminalizar el consumo y venta de drogas. Los únicos interesados en seguir en la clandestinidad son los propios narcos. La legalidad los haría desaparecer. Piñera, por seguirle el jueguito a los conservadores, ha caído redondito en los brazos de los propios narcos... ¡a quienes él mismo jura que va a derrotar!

Nuestro sitio continuará argumentando a favor de la despenalización del consumo y venta de drogas, e invitamos a abrir este debate en la campaña electoral de este año.

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