miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lest We Forget

"La guerra es una cosa horrible, pero no es la cosa más horrible que existe. El degradamiento de la moral y del sentimiento patrio, que llega a creer que ninguna guerra vale la pena, es algo mucho peor. Aquel que no tiene nada por qué morir, ni nada por lo que está dispuesto a luchar, y para quien nada es más importante que su propia seguridad, es un sujeto miserable y que no tiene posibilidad alguna de ser libre sino a costillas de otros, quienes son mejores personas que él mismo."

John Stuart Mill
Economista y filósofo británico (1806 - 1873)


Nuevamente se conmemora el Día del Armisticio (en estricto rigor, fin de la I Guerra Mundial), evento que debiésemos recordar en nuestro país si es que queremos rendir homenaje a quienes nos defendieron del odioso aparataje de Hitler y la Gestapo.

Como cada día 11 del mes número 11, a las 11:11 de la mañana, se guardan dos minutos de silencio en honor a todos aquellos que dieron su vida para luchar contra el criminal innombrable. "Nunca tantos le han debido tanto a tan pocos", es una frase famosa, que no se refería a los centenares de miles de deudores de hipotecas subprime que deben cantidades impagables a un puñado de especuladores, sino fue pronunciada por Winston Churchill refiriéndose a los soldados que fueron al campo de batalla, en cielo, mar y tierra, durante la II Guerra. Hoy los recordamos a ellos, mientras aparecen en televisión las imágenes de los veteranos desfilando, ya no como bravos soldados, sino como abuelitos ya jorobados, con toda una vida a cuestas, de andar pesado y modesto, pero orgullosos por haber servido a una causa noble. Y respetuosos, como la población civil, de la memoria de todos aquellos quienes jamás volvieron.

Para sanar las heridas de la guerra, Europa creó el Estado de Bienestar, para asegurar que ninguno de los veteranos ni de los civiles que resisitieron los embistes del nazismo se quedasen sin salud o alimento. Pero jamás se pensó que ya cicatrizada las heridas de guerra, seguiría en pie el Estado de Bienestar, incluso cuando la evidencia ya muestra que es insostenible.

Uno de los episodios más traumáticos de la II Guerra Mundial fue el bombardeo de Londres, conocido como el Blitz, en que el maniático ordenó bombardear a la población civil británica. En Londres, a orillas del Támesis, aún se conservan algunas de las huellas del bombardeo, y esas heridas deben seguir ahí para nunca olvidar las lúgubres noches de 1940 en que por más de un año, ininterrumpidamente, el terrible sonido de las sirenas advertía a la población que se cernía un ataque. Es aterrorizante imaginar un Londres en silencio sepulcral, seguido por la escalofriante sirena "Carter Gents", y luego el ensordecedor ruido de las bombas y el fuego, mientras mujeres y niños corrían a sus refugios. Sobre el Blitz alguien compiló el siguiente video, con el acompañamiento de la insigne banda británica Radiohead. Invito a verlo.



Hoy ya vivimos en otra época. Porque el odio es el germen que hace estallar guerras, debemos dejar atrás las rencillas del pasado, y me parece que ya era hora que Sarkozy invitase a la canciller Merkel a conmemorar juntos el Armisticio en Francia.

Perdonar, sí. ¿Olvidar? Jamás. Lest We Forget.

3 comentarios:

Flo dijo...

Clap clap clap.

Mario Abbagliati dijo...

Carlos,

Veo que con cierta frecuencia citas a J.S. Mill. Sin embargo, me parece una figura conflictiva. Mira esta cita sacada de sus Principios de economía política:

The principles which have been set forth in the first part of this treatise, are, in certain respects, strongly distinguished from those on the consideration of which we are now about to enter. The laws and conditions of the Production of wealth partake of the character of physical truths. There is nothing optional or arbitrary in them. Whatever mankind produce, must be produced in the modes, and under the conditions, imposed by the constitution of external things, and by the inherent properties of their own bodily and mental structure. Whether they like it or not, their productions will be limited by the amount of their previous accumulation, and, that being given, it will be proportional to their energy, their skill, the perfection of their machinery, and their judicious use of the advantages of combined labour. Whether they like it or not, a double quantity of labour will not raise, on the same land, a double quantity of food, unless some improvement takes place in the processes of cultivation. Whether they like it or not, the unproductive expenditure of individuals will pro tanto tend to impoverish the community, and only their productive expenditure will enrich it. The opinions, or the wishes, which may exist on these different matters, do not control the things themselves. We cannot, indeed, foresee to what extent the modes of production may be altered, or the productiveness of labour increased, by future extensions of our knowledge of the laws of nature, suggesting new processes of industry of which we have at present no conception. But howsoever we may succeed in making for ourselves more space within the limits set by the constitution of things, we know that there must be limits. We cannot alter the ultimate properties either of matter or mind, but can only employ those properties more or less successfully, to bring about the events in which we are interested.

It is not so with the Distribution of wealth. That is a matter of human institution solely. The things once there, mankind, individually or collectively, can do with them as they like. They can place them at the disposal of whomsoever they please, and on whatever terms. Further, in the social state, in every state except total solitude, any disposal whatever of them can only take place by the consent of society, or rather of those who dispose of its active force. Even what a person has produced by his individual toil, unaided by any one, he cannot keep, unless by the permission of society. Not only can society take it from him, but individuals could and would take it from him, if society only remained passive; if it did not either interfere en masse, or employ and pay people for the purpose of preventing him from being disturbed in the possession. The distribution of wealth, therefore, depends on the laws and customs of society. The rules by which it is determined, are what the opinions and feelings of the ruling portion of the community make them, and are very different in different ages and countries; and might be still more different, if mankind so chose.


http://www.econlib.org/library/Mill/mlP14.html#Bk.II,Ch.I

Es el mismo J.S. Mill el que abre la puerta al Estado del Bienestar al cometer el error de separar producción y distribución, como si fuesen fenómenos independientes y no las dos caras de la misma moneda. Son sus mismas ideas, al considerar la economía como un proceso estático (The laws and conditions of the Production of wealth partake of the character of physical truths. There is nothing optional or arbitrary in them.), las que generan la perversión de los principios morales que abocan al hombre a buscar ante todo su propia seguridad, delegando sus vicios en grupos cada vez más amplios, creyendo ingenuamente que por ello se ajustan a moral.

Vladimir Bukovsky dijo...

Detesto tanto a Hitler como tu,pero estoy en desacuerdo con que lo peor lo sufrio Inglatera.Ni siquiera Francia o Alemania en 1945,sino Rusia,sobre todo la oprimida Ucrania
(recuerda el Holodomor de 1932-33)
En occidente casi no se conoce acerca de la verdadera magnitud de los planes nazis.El Gran Plan de Hitler para el Este es espeluznante.Se trataba de crear la mayor hambruna de la historia de la humanidad,que pudiese matar a 30 millones de rusos "sobrantes"y esclvizar al resto.Se empezo a implementar y sumados a bombardeos ultramasivos,se cometio un genocidio olvidado de 14 millones de personas.Los otros 13 millones de muertos sovieticos son soldados.
Se estiman 70.000 ciudades destruidas,la mayor destruccion de toda la humanidad.
Himmler dijo"Si 10.000 mujeres rusas deben morir para cavar una fosa,pues que mueran"....
Y no se debe olvidar la resistencia polaca,que organizo un gran ejercito para luchar contra los nazis,siendo brutalmente aplastados por las SS,con la destruccion del 85%de Varsovia.
Y mas olvidado aún es lo que paso en Yugoslavia,donde el estado titere de los nazis,Ustaha,dirigido por Ante Pavelic,organizo un genocidio contra el pueblo serbio,matando casi 1 millon de serbios.
Europa Occidental no sufrio tanto como Oriental.
Y como si fuera poco,Stalin les regalo dictaduras comunistas por decadas,que son comparables con los regimenes pronazis como Eslovaquia o Croacia.
Inglaterra sufrió mucho daño,pero nada comparado con Polonia,Rusia,etc.
En Ucrania tambien hubo colaboracionismo,lamentable,desviar una causa antisovietica hacia pronazismo,y fueron claves para sembrar el terror,el UPA,ayudando a las infames Einsatzgruppen a elimiar a los judios.

No conozco ninguna pelicula que muestre de verdad el terror nazi en Rusia,a lo mas ,Enemigo al acecho.
No conozco ni una pelicula acerca del sitio de Leningrado,donde entre 1 y 1.5 millones murieron en el sangriento asedio de 1000 días.

Lamentablemente Stalin no se quedo atras con el terror y ordeno un terror masivo contra Alemania,violaciones,genocidio en Prusia,etc.