lunes, 16 de junio de 2008

Tratado de Lisboa: Crónica de una muerte anunciada

Café en Seine es el bar más exclusivo de Dublín. En realidad es un pub, pero para darle cierto aire de sofisticación se le llama café, y no pub (viene de public house). Es uno de los símbolos de la prosperidad irlandesa y está catalogado como uno de los mejores bares del mundo. Los domingos siempre hay una banda fusión entre jazz y buen rock, ideal para amenizar el brunch. El ambiente estaba algo caldeado por una razón muy simple. Ya todos nos dimos cuenta que el Sí en Irlanda debía provenir de la clase media de Dublín, urbana, internacional y progresista, que tiene como símbolo el Café en Seine. El No era un voto católico, rural, anti-aborto, medio IRAiento, SinnFenneisco, terroristoide y retrógrado (de los llamados culchies y knackers, en el argot irlandés).

Dublín tiene una línea divisoria: el río Liffey. Al igual que nuestra Plaza Italia, divide a la ciudad entre clase media alta y clase media baja. A cada distrito se le asigna un número, los pares son para el sur, o sea la elegancia, las empresas tecnológicas, los nuevos ricos, la casa de Bono, etc, y los números impares son para el norte, o sea los knackers. Desde mi departamento en Dublin 4 me fui caminando por las arboleadas veredas hasta el Café en Seine para leer el Irish Times y todos los periódicos para más o menos tener una idea de qué escribe la opinología de Dublín. Las cifras son elocuentes: el No arrasó en Dublin South. ¡Pero cómo! Claro, porque muy pocos se dieron la molestia de ir a votar.

Distinta habría sido la historia si se le hubiese explicado al electorado, en términos sencillos, cuál era la motivación para ir a sufragar. En esto coincide toda la prensa escrita de Irlanda. Un panfleto católico llamado "Las nueve razones por las que un católico verdadero debe rechazar Lisboa" (mencionado en The Economist) probablemente motivó más a los elementos papistas para ir a rechazar este intento continental por acabar de corromper la pureza del último bastión católico en el continente. La prohibición del aborto está consagrada en la Constitución del país. En cambio, la Constitución de la UE puede ahora estar por sobre la de Irlanda, y las irlandesas, en vez de declararse dementes o con tendencias suicidas para conseguir un aborto, quizás puedan simplemente apelar a la Constitución de la "Federación Europea". Un católico debe rechazar semejante tropelía.

¿Cómo explicamos el triunfo del No en Dublin South? O sea, en los pueblos que viven de la pesca no hubo votos Sí. Irlanda tiene casi el 18% de las aguas de la Unión, y una cuota pesquera de apenas 4%. Y Europa no quiere a los irlandeses ordeñando vacas sino diseñando software. Es entendible que en aquellos sectores agrícolas y de verde belleza bucólica dijesen No al unísono. ¿Pero en Dublin South? El No urbano se debe únicamente a la ignorancia e indolencia de todo el establishment. Vamos por partes:

Fianna Fáil
El Partido de gobierno en el Oireachtas, el parlamento irlandés, sufre de una crisis de popularidad. Sea cual sea su mensaje, no será atendido por los electores.

Progressive Democrats
El partido aliado del gobierno, de corte liberal, es la organización política más espectacularmente irrelevante de la política irlandesa. Nadie sabe quién es su líder, qué hacen, menos aún, qué piensan (si es que). No se vio un sólo cartel de sus líderes a favor del Sí. Junto a Fianna Fáil culparon a la Oposición del fracaso.

Fine Gael
El Partido de Oposición. Por supuesto, culpó al gobierno por el fracaso.

Brian Cowen
El actual taoiseach (Primer Ministro), pusilánime y completamente desconectado de la realidad. Aún vive a la sombra del ex taoiseach y arquitecto del Milagro Celta, Bertie Ahern. Poco alentadoras fueron sus palabras sobre el Tratado de Lisboa: "no lo he leído".

Bertie Ahern
Hombre carismático, eficaz, un viejo zorro de la política, terminó saliendo de las oficinas de gobierno por la puerta trasera. Más de una década en el poder termina por agotar a cualquiera. Fue él, de hecho, quien negoció el Tratado de Lisboa con sus contrapartes a nivel europeo. Confiado en que lograría un triunfo, no contó con que varios escándalos de corrupción al final de su mandato anticiparían su salida del poder. Su sombra afectó demasiado a Cowen, y el electorado terminó por votar contra Lisboa simplemente para manifestar su antipatía contra el establishment en general y contra Ahern en particular.

Socialist Workers Party
Como en todo el mundo, los resentidos sociales canalizan sus frustraciones en el socialismo. Irlanda no es la excepción. Los sectores industriales y sindicalistas fueron menos vocíferos que de costumbre, simplemente porque estaban seguros de que su opción, el No, ganaría el referendo.

Partido Laborista
Aquí se complica la cosa. Los laboristas apoyaban al Sí para proteger a los trabajadores. El problema es que el Socialist Workers Party llamó a votar No porque es la mejor opción para proteger a los trabajadores. Yo no sé ustedes pero esto es algo confuso.

Libertas
Un oscuro movimiento, a medio camino entre thinktank y asociación política, que hizo una campaña feroz a favor del No. Si Cowen & Co hubiesen tenido al menos un 10% del tesón de Libertas, el Tratado de Lisboa habría sido ratificado.

Sinn Féin
El brazo político del terrorismo católico (IRA), sufrió en la última elección general en la República una paliza brutal que los dejó en la UTI. La República de Irlanda es una nación progresista, moderna, próspera, pos-católica y ampliamente desinteresada en los conflictos de los 6 Counties, como despectivamente se le llama a Irlanda del Norte (territorio británico). Sinn Fein trató de liderar la campaña del No, pero sabe perfectamente que en la República tiene poco arrastre. El mejor motivo para votar Sí era porque Sinn Fein apoyaba el No. Pero al parecer, la estupidez y los primeros signos de xenofobia ya están asomando la nariz en Irlanda. Si esto es el regreso de Sinn Féin a la política, hay motivos para preocuparse.

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Visto lo anterior, y lo mencionado en el artículo previo, la euroignorancia jugó un papel fundamental en el fracaso de Lisboa. La confusión es demasiada, la tortuosa complejidad del texto fue inexpugnable. La actitud de la masa es comprensible: "en la duda, abstente". Sólo los más radicales fueron a votar.

Se rumoreaba en el Café en Seine que el No de Irlanda, al menos, mandaría una señal clara a los eurócratas de Bruselas. Un país pequeño como Irlanda tiene miedo de pasar a la insignificancia ante las exigencias de Francia o Alemania, o peor aún, ambos juntos. Se sabe que el desempleo va en aumento y el Tigre Celta es un felino cada vez menos agresivo, ya parece minino. Pero Monsieur Sarkozy y Frau Merkel tienen planeado pasar olímpicamente de Irlanda, y ya se habla de una Europa de dos velocidades: la pista rápida para todos, y la pista lenta para Irlanda y "otros países de habla inglesa que se le querrán unir"... no quiero dar nombres porque sería impropio pero sólo daré iniciales: UK.

Irlanda ha adquirido un compromiso con la defensa de la knowledge economy y los bajos impuestos. Las regulaciones excesivas del Continente hacen temer que la UE se convierta en la EUSSR. El país que se precia de haber resistido 400 años de ocupación y que recién logró su independencia en 1916 parece desconfiar demasiado de las potencias europeas.

La UE es un proyecto loable, pero a veces aterra. Los eurócratas deben aprender a entablar un diálogo con sus conciudadanos, que no son sus súbditos. La idea sigue siendo buena, pero nadie aún es capaz de explicar en plain English en qué consiste.

Así todo, la ralentización de la economía irlandesa tiene mucho que ver con la crisis subprime en EEUU y su efecto en el UK, y se focaliza en la construcción y el mercado hipotecario. Irlanda salió incólume de la crisis punto com del 2000, y su vigor sigue ahí. Irlanda va al ritmo del rock'n'roll, mientras Europa danza al ritmo de un decadente vals que es internacionalmente irrelevante, y ridículo. El No se veía venir.




2 comentarios:

socióblogo dijo...

Así que tú eras la persona que, según mi página de estadísticas del blog, llegaba desde Irlanda.
No tenía idea que escribías desde allá.


Saludos!

Chile Liberal dijo...

Así es... oye muy bueno tu artículo, vuelvo para allá para dejarte un comentario