Hillary Clinton sería una mejor presidenta, pero fue una mala candidata, mientras McCain promete una contienda democrática poca veces vista
En la mayoría de los países del mundo la designación de candidatos presidenciales es como fabricar salchichas. A la mayoría les encantan, pero es mejor no preguntar cómo se hicieron ni de qué están hechas. Pero en EEUU se organizan elecciones primarias donde todas las peleas internas salen a la luz. En Chile tuvimos primarias entre Soledad Alvear y Michelle Bachelet, también entre Andrés Zaldívar y Ricardo Lagos. En ambas elecciones presidenciales finalmente ganó el candidato del sector que organizó primarias. O sea, todos vimos por televisión el proceso de hacer salchichas, que tienen su mérito. En Chile nunca se llegó a la vehemencia vista en los conatos políticos de EEUU, donde finalmente Barack Hussein Obama ha sido nominado el candidato para representar al Partido Demócrata.
Las primarias constituyen una de las fortalezas de la democracia norteamericana, un ejemplo de vigor democrático y cultura cívica: el propio George Bush llamó por teléfono a Obama para felicitarlo. La Concertación, probablemente, volverá a realizar una primaria. Ésta vez Ricardo Lagos no participará por eso de ser ex-presidente, y no sabemos aún quién competirá contra José Miguel Insulza. Aunque es probable que el candidato sea nominado al estilo en que el Soviet Supremo de la UDI designa a su Politburó ("dedocracia"). Si así ocurre, la enclenque democracia chilena perderá una de sus pocas virtudes (si bien las primarias sólo se organizaron debido a las irrenunciables ansias de poder entre el bloque DC y el PS/PPD, ambas facciones a punto de desligarse por completo). En el mundo moderno, especialmente en la cultura de la farándula actual, todos vemos por TV cómo se preparan las futuras estrellas en los reality shows. Las primarias tienen algo de eso, y si al final el público vota, se genera interacción y debate, entonces nos gustan. Y nos alegramos de que por fin EEUU haya decidido a nombrar a Obama, aunque Hillary Clinton habría sido mucho mejor.
Con bastante entusiasmo, The Economist ha titulado "Lo mejor de EEUU" a esta elección. Es que el candidato centrista John McCain es muy bueno, y haber derrotado a la formidable Hillary Clinton es un triunfo en sí mismo para Obama. Ambos son excelentes candidatos y ya es hora de que comience el debate serio con un real contraste de ideas para que el electorado tome una decisión informada.
Primer round
Esperamos con ansias ver a Obama, de una buena vez, explicando cómo espera financiar su plan estatal de salud. Será interesante ver cómo se las arregla McCain para recoger el guante: él mismo reconoce que no sabe absolutamente nada de economía. Obama se opuso a la invasión a Irak desde un comienzo y promete un retiro casi inmediato. McCain quiere quedarse, y éste último es reconocido como excelente estratega y como el político más capacitado para liderar a EEUU en la lucha contra el terrorismo, y con un McCain es posible ganar la guerra de Irak. Si bien este blog también se opone a la guerra, ¿no sería fantástico que EEUU la ganase y no hiciera un nuevo "Vietnam"? Con Bush no existe posibilidad alguna de ganar, pero con McCain sí.
Obama es negro, fue educado en las mejores universidades norteamericanas y su profesión es la de catedrático de derecho, ¿pueden los obreros blancos identificarse con él? La respuesta es no. Muchos fuera de EEUU no comprenden que Obama no es el candidato "del pueblo". Su tarea es suplir su elitismo con carisma, como la doctora y vecina de Las Condes Michelle Bachelet, quien mientras departía alegremente exquisitos asados con el multimillonario Sebastián Piñera en Caburgua, hizo creer a medio mundo que ella era la candidata "del pueblo" (vaya uno a saber qué significa "pueblo"). Su triunfo desató la euforia, pero su falta de experiencia le jugó una mala pasada y la decepción ha sido tan fenomenal como la euforia que en su día provocó. Obama ha electrizado a los jóvenes, quienes tendrán un motivo para levantarse temprano el día de la elección e ir a votar en masa, algo inusual en EEUU, donde el voto es voluntario (otro palo a los políticos chilenos: ¡voto voluntario ya!). En la misma línea, la edad de McCain marcará aún más el contraste con Obama. Los electores más mayores y republicanos también tendrán motivos para ir a sufragar, si bien serán menos estridentes. La competencia se ve intensa.
Obama es negro, fue educado en las mejores universidades norteamericanas y su profesión es la de catedrático de derecho, ¿pueden los obreros blancos identificarse con él? La respuesta es no. Muchos fuera de EEUU no comprenden que Obama no es el candidato "del pueblo". Su tarea es suplir su elitismo con carisma, como la doctora y vecina de Las Condes Michelle Bachelet, quien mientras departía alegremente exquisitos asados con el multimillonario Sebastián Piñera en Caburgua, hizo creer a medio mundo que ella era la candidata "del pueblo" (vaya uno a saber qué significa "pueblo"). Su triunfo desató la euforia, pero su falta de experiencia le jugó una mala pasada y la decepción ha sido tan fenomenal como la euforia que en su día provocó. Obama ha electrizado a los jóvenes, quienes tendrán un motivo para levantarse temprano el día de la elección e ir a votar en masa, algo inusual en EEUU, donde el voto es voluntario (otro palo a los políticos chilenos: ¡voto voluntario ya!). En la misma línea, la edad de McCain marcará aún más el contraste con Obama. Los electores más mayores y republicanos también tendrán motivos para ir a sufragar, si bien serán menos estridentes. La competencia se ve intensa.
El vigor de la democracia estadounidense también suele mostrarnos a los norteamericanos en sus representaciones diplomáticas preparándose para votar. ¿Por qué en Chile se argumenta todo tipo de idioteces en contra del voto de los chilenos en el exterior? Nos encontramos con que el principal enemigo de esta medida es el Partido Neonazi "UDI Popular". Pero no importa: Chile es ejemplo para el mundo. Los gringos están equivocados, los chilenos están en lo correcto, como siempre.
El gran problema de la política de EEUU es su afición por la religiosidad. Los Padres Fundadores fueron grandes visionarios y también profundamente secularistas. Ya en su época aspiraron a un país regido por leyes, y no por personas, y sin las religiones metiches. Sin embargo, abunda el mensaje religioso en los políticos norteamericanos, y Obama ya pagó caro su error al asociarse con el demente Jeremiah Wright, un canuto de esos locos de remate, cuyos mensajes de odio ("Dios maldiga a América") y el propio estilo anormal de sus declamaciones merecen el repudio inmmediato de este blog y de todos los observadores de la política norteamericana.
Afortunadamente, el centrista John McCain ha causado ira en la derecha religiosa por su falta de religiosidad, lo que le vale los aplausos de este blog. Pero los republicanos ante todo han sido pragmáticos y saben que después de los disparates del fanático cristiano George Bush, es hora de sacar a dios de la política y McCain se presenta al electorado amplio como una superación del fundamentalismo cristiano. Además, conviene devolver el tema de dios a los locos televangelistas en sus iglesias, y expulsar a la religiosidad para siempre de la arena política y las oficinas de gobierno. Venga de pastores evangélicos, curas, monjos budistas, rabinos o ayatolas, desde este blog siempre nos opondremos a los intentos religiosos por secuestrar el debate político.
Más allá de los aciertos y errores al tratar de convencer a sus propias filas, Obama y McCain comienzan una nueva etapa y ahora deben entablar un diálogo con todo el espectro político. La carrera recién comienza y se vislumbra interesante. Obama, eso sí, debe demostrar más sustancia.
1 comentario:
Mientras ganen los demócratas esta vez, es hora de detener el conservadurismo.
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