domingo, 7 de junio de 2009

Sebastián Piñera guatea



Una candidatura promisoria no ha estado a la altura de las expectativas


El Homo chilensis es, por su constitución genética y tal como se observa en sus cromosomas, huevón por la política. Chucha al chileno le encanta la política, se ve todos los programas, se compra el cuento de la "compañera Michelle", insiste en que Allende Vive, el Tata salvó a la patria del Plan Z. En 1988 la gente no asumió que había que echar a la dictadura por impresentable. No: era "la alegría" o "volver a 1973". Nadie tuvo la mente fría. Repasar la Franja del No en YouTube es desilusionarse: insustancial, cancioncita bonita, "dos bolistas de té".... ¿se acuerdan?, qué exageración más grande por la cresta. Pura cebolla.

Sebastián Piñera, según las últimas encuestas, será el próximo presidente de Chile. Para un blog como éste, inherentemente incondicional a la economía de mercado y con un carácter recalcitrantemente pro-business, Piñera es una opción válida. No obstante, si él gana, el próximo 21 de mayo estaremos haciendo cualquier cagada menos ver a Su Excelencia el presidente Piñera dando cuenta al país. Me importa una wea. No, no es mi mesías. No voy a llorar de emoción cuando se ponga la banda presidencial. Piñera debe presentarse como un reformista, no como un líder de una nueva era. Esa etapa ya pasó.

Gente ultra-conservadora será nominada al gobierno, pero ya hemos aguantado gente impresentable de la Concertación en los gabinetes, así que no me afecta en extremo. Lo más probable es que este blog se vuelque de inmediato a la Oposición si es que gana Piñera. No saldremos a celebrar el triunfo, ni mucho menos. Chile necesita un gerente, un huevón que organice esta cuestión, la haga eficiente, y que se ahorre sus arrestos de cambio, de un nuevo Chile, de ayudar a los pobres, etc, porque esas cosas me importan un comino. Las personas colaboran mutuamente motivados por el propio interés, este es el motor que organiza a las sociedades. Dudo que sea una cuestión ideológica: ¿hay alguien que accione en contra de su propio interés? Respuesta: nadie. Entonces no me digan que el liberalismo es una ideología. Y Sebastián Piñera, un conservador moderado, parece lo suficientemente pragmático como para sentarse en el sillón presidencial y dejar que cada cual se forje su propio destino sin el Papito Estado otorgándonos sus magnánimas dádivas. Un liberal puede encontrar perfectamente legítimo votar por Piñera.

Partida de caballo ingles, ¿y la llegada?
Después de esta introducción, hay que dejar bien claro que la campaña de Piñera ha ido de más a menos. Empezó con un empate con sabor a triunfo en la elección municipal. Hasta ahí todo bien. Luego, los jerarcas del Soviet Supremo del Conservadurismo dedocráticamente coronaron a Piñera como el candidato único. Ni atisbo de una elección primaria, imitando a la gringa, donde desde un centrista como McCain hasta un libertario como Ron Paul, pasando por Giuliani o Romney se pelean entre ellos para lograr ser los nominados por sus simpatizantes. Nada de eso pues. Estamos en Shile. Los Conservadores ante todo valoran la obediencia a las órdenes de arriba. Primera falla del sector que tiene el deber ético de presentarse como alternativa a la Concertación (por algo los regímenes democráticos necesitan de una Oposición) es insistir en la desconfianza hacia los mecanismos democráticos mediante el debate y la confrontación de ideas.

Luego vinieron más desaciertos, y del propio billonario. A pito de nada sacó a relucir a Emita Velasco. ¿Para qué hace esto? Luego se deshizo en excusas, y tuvo que salir hasta su mujer a defenderlo. Después vino otro desliz: la asistencia al funeral de la niña asesinada en un bus del Transantiago, de donde debió marcharse bajo una lluvia de epítetos poco cariñosos. Finalmente, las ruines cartas de Carlos Larraín, alto jerarca de la derecha y figura central en la campaña de Piñera, al editor de El Mercurio, con expresiones soeces y destilando desprecio por el destino de nuestra presidenta, cuyo padre fue vilmente asesinado por la maquinaria represiva de Pinochet. Ella misma padeció la detención arbitraria y posiblemente torturas. Su destino fue huir del terrorismo de Estado para salvar su vida. Sin duda se pueden trazar paralelismos con Anne Frank, una niña judía que debió soportar la persecusión nazi. Si Larraín es inacapaz de mostrar empatía con la mujer que en estos momentos dirige el país (y goza de popularidad sin parangón), y es uno de los líderes del piñerismo, uno debe expresar desazón ante la incapacidad del empresario chileno para reformar a su sector, que aún exhibe atroces anacronismos, e incluso tintes sicopáticos. Sebastián Piñera hizo bien en distanciarse de Larraín, pero queda en una posición similar a la de MEO: candidatos que no gozan del apoyo de un bloque político que permita brindar gobernabilidad y estabilidad política.

Estos errores demuestran que, o bien Sebastián Piñera es demasiado personalista y no escucha a sus asesores y se arranca con los tarros, o no sabe elegir a su equipo de asesores. Cualquiera de los dos escenarios es triste para un candidato que promete traer la experiencia de la empresa privada a las oficinas de La Moneda. Piñera decepciona.

Nos encontramos con que MEO es un díscolo, pero también lo es Piñera. Hay algo que falla en la institucionalziación y la seriedad de la política chilena. En EEUU no hay díscolos. Tampoco en el Reino Unido, ni en Francia. ¿Por qué en Chile?

Piñera se presentaba como la vuelta de página de la derecha, que ya convencida que la Conertación no iba a arruinar al país, aceptaba finalmente que la dictadura de Pinochet fue brutal e injustificable. Pero nos encontramos con que casi después de dos décadas de iniciada la transición, la derecha pretende que su asunción al mando del país sea un gesto de consentimiento a la gran obra del gobierno militar (NOT!). Si Piñera falla en ejercer un liderazgo activo y regenerador en su sector, puede ocurrir que gane simplemente por desmoronamiento de la Concertación. Señor Piñera, el reloj ya empezó a marcar, y se le está acabando el tiempo: muévase. Lidere, por la cresta.

Sería francamente fatídico que la Oposición asuma el poder sin un legítimo mandato del electorado, sin ser refrendada por el convencimiento de la ciudadanía que un golpe de timón es necesario. Sería insistir en que esta weá anda al lote. Así al peo fue elegido Allende también. Vamos señores, pónganse serios, acordemos reglas, aprendamos a institucionalozar a los díscolos (= loquitos). La república bananera de Chile debe abrir paso a la república de Chile.

Lo que nos gusta de Piñera
Nadie discute que MEO ha logrado electrizar al electorado con temas como el aborto, cuestión que ya no aguanta un día más y que demanda urgentes reformas, o el matriminio gay, ya que el país ha madurado lo suficiente como para dejar atrás prejuicios medievales. Que MEO se dirija a una universidad o a asociaciones sociales a hablar de sus temas es algo que no nos sorprende. Pero estos eran temas que también podría abordar Piñera y explicárseolos a sus amigos de la Sofofa, y es ahí donde se marca la diferencia. Por ello es que es natural que este blog quiera inclinarse hacia la candidatura del billonario chileno. Y a partir de esta base, continuar profundizando la flexibilidad laboral y empezar a reducir el tamaño del Estado y acotar el radio de acción del gobierno, en beneficio de la inciativa individual y la superación personal.

Pero nos parece que Sebastián Piñera guatea. No ha logrado ni lo uno, reformar a la derecha, ni lo otro, marketearse como alternativa válida a la Concertación. Es hora de que el candidato de derecha enmiende el rumbo.

Imagen: La Tercera

2 comentarios:

Su Excelencia dijo...

Piñera sufre el mismo problema que John McCain: es una persona razonable, prisionera de un sector político cavernario. O peor, porque la derecha chilena es mucho más autoritaria, corrupta y retrógrada que el Republican Party.

Mientras Piñera sea el candidato de los viudos del Tata, Mi Excelencia no lo votará ni cagando.

Pablo dijo...

En esta ocasión estoy casi totalmente de acuerdo con "Su Excelencia"...

Piñera de por si no es un mal personaje; el problema es el sector político que representa. Ciertamente uno tiende a simpatizar con las ideas pro-mercado que dice defender la derecha a veces, pero ya hemos visto bastantes veces a esa misma derecha pedir gasto público a destajo y proteccionismo a la industria nacional cuando le conviene. En este contexto, me parece que gobiernos socialistas con ministros como andrés velasco son mucho más recomendables.. e incluso en gobiernos de este tipo no se nos cierra el debate de la liberalización valórica, que ni existiría en un gobierno de derecha.