"En Haití, el vudú ocupa un lugar central en la celebración de los muertos como en el cementerio de Petionville, en Port-Au-Prince, donde una muchedumbre se congrega." Fuente: Le Monde.
Chile Liberal explora las causas de la pobreza de los grupos humanos
Haití es la nación más pobre de Occidente, mientras que su vecina República Dominicana es mucho más próspera. Ambos países comparten una misma isla, La Española. ¿Qué explica la diferencia entre ambos? Claramente, la geografía no es un factor determinante.
Muchos han estudiado a fondo las causas de la riqueza de las naciones, siendo el más célebre de todos el pensador escocés Adam Smith (en un próximo artículo, exploraremos los casos de Uruguay o Argentina, países que gradualmente se empobrecen, tema igualmente interesante y largamente olvidado). Smith se preguntaba por qué Inglaterra era mucho más rica que Escocia, y a su vez, por qué Holanda era más opulenta que Inglaterra. Hoy nos hacemos preguntas similares: ¿por qué Irlanda e Inglaterra, también países próximos y en la misma latitud, han sido históricamente tan disímiles en cuanto a desarrollo?
En general, los países sur-europeos son menos opulentos que los nor-europeos. Adam Smith notó que los países más avanzados tenían una división del trabajo mucho más profunda, lo que las hacía más eficientes. Max Weber, un sociólogo y economista alemán, estudió cómo la exaltación del trabajo duro y el ahorro que propugna el protestantismo fue un factor decisivo en el irrumpimiento de la economía capitalista, mientras que la ambivalencia (o desprecio) del catolicismo-romano hacia la acumulación de riqueza, junto con la celebración del ocio en desmedro del trabajo duro, incidirían en el atraso de la península ibérica, Italia y América latina con respecto a los países protestantes. Esto no es nada nuevo. Como tampoco es inverosímil que la extraordinaria ética confuciana, con su fanatismo hacia el trabajo, la honestidad y el sacrificio personal en beneficio de la comunidad, ha dado paso a los tigres asiáticos.
Lo que realmente distingue a una nación desarrollada de una subdesarrollada —o "emergente", como le llaman hoy—, es cómo su cultura premia al espíritu empresarial y emprendedor, entendiendo una empresa a LAN o el almacén de abarrotes de la señora Juanita. Al respecto, Joseph Schumpeter, un economista austro-norteamericano, nos señala lo siguiente:
"la función de los empresarios es reformar o revolucionar los esquemas de producción mediante la explotación de un invento (...) o una tecnología desconocida capaz de producir nuevos bienes o producir antiguos de maneras innovadoras,abriendo fuentes de abastecimiento de materiales o nuevas salidas para los productos, reorganizando la industria, y así sucesivamente."
(Fuente: Capitalism, Socialism and Democracy, Harper Bros 1950, p. 132. Traducción de Chile Liberal)
El culto a los muertos y su influencia en el mundo real pueden tener consecuencias devastadoras en la evolución hacia el racionalismo de los individuos y de una sociedad de individuos. Influenciados por el miedo a ataques de brujos o almas en pena, las comunidades pueden cometer todo tipo de bestialidades, como sacrificios humanos. Cuando la gente pierde la compostura, cuando la razón y la lógica son reemplazadas por sahumerios y conversaciones con los muertos, cuando los conflictos se resuelven con vendettas encargadas a espíritus malignos, no hay posibilidad alguna de que la ética rija el comportamiento, ni menos aún puede funcionar un sistema económico eficiente, ya que brillan por su ausencia la cooperación, la confianza y la predictabilidad, que son importantísimos para lubricar el traspaso de información que demanda una estructura económica.
Haití practica una de las formas más aberrantes de animismo, llamado "vudú". El siguiente extracto del libro The Central Liberal Truth nos ilustra al respecto:
[El dr. Hodges] ha elaborado una teoría sobre por qué Haití (...) es uno de los países más pobres del mundo. La teoría se basa en la cultura, no en raza, ni en creencias, ni habilidades. La culpa de la miseria en Haití claramente recae en la creencia en los espíritus del vudú que aún dominan la vida de los haitianos. Haití tiene una visión del mundo muy particular, proveniente de sus raíces africanas y templadas por la era de la esclavitud. Los haitianos ven el mundo de distinta manera que nosotros. La principal diferencia es que que en la tradición judeo-cristiana el hombre es responsable de su destino. Mediante la internalización de la culpa, nos hacemos responsables de nuestro entorno y de nuestras acciones. En contraste, los haitianos externalizan su culpa. Todo lo bueno y lo malo es atribuído a los espíritus. Como esto limita su responsabilidad, también limita sus potenciales.
Dicho de modo sencillo, significa que si un haitiano se roba un jarro de leche desde el hospital del Dr Hodges, él no siente vergüenza porque él cree que la oportunidad le fue conferida por los espíritus. En un nivel más complejo, significa que hay un límite a la forma en que la sociedad puede organizarse, y del nivel de avance que puede lograr su agricultura.
A un niño haitiano se le enseña que todo lo que ocurre a su alrededor es
obra de los espíritus. Él es criado para externalizar la maldad y para entender que su vida corre constante peligro. La gente cree que la verdadera razón que motiva a los haitianos para emigrar es su temor al gobierno. Esto es superficial. Ellos tienen miedo unos de otros, desconfían de los demás. El nivel de paranoia en los haitianos es alarmante.
Podemos concluir que la esencia misma del atraso haitiano es la falta de responsabilidad, las creencias absurdas, la irracionalidad y ausencia de control de su entorno. El emprendimiento en Haití es motivo de burla, más aún el prepararse para un terremoto. Todos estos factores redundan en su falta de planificación, ausencia total organización, anarquía y pobreza, tanto así que la carencia de infraestructura es el principal escollo en el esfuerzo internacional por hacer llegar ayuda.
Hoy en Le Monde aparece un artículo que aborda el problema del vudú y su influencia en el comportamiento y la siquis de los haitianos, donde se nos relata que ellos creen que los espíritus sabían que vendría un terremoto.
En una primera etapa, es nuestra obligación ética el colaborar en el socorro a los angustiados haitianos. Pero luego debiésemos abrir escuelas y bibliotecas, para que los haitianos empiecen a darse cuenta de su pobreza y opten por explotar sus recursos y comerciar con el resto del mundo. Luego, progresarán por sí mismos.
3 comentarios:
Uruguay tiene grandes problemas, cierto, pero no es un país que gradualmente se empobrece, sino que es un país que avanza demasiado lentamente y por momentos se estanca.
No tiene punto de comparación el modelo argentino al modelo uruguayo. Argentina sí que se empobrece. Los niveles de intevencionismo, de independencia de las diversas instituciones, de apertura, de gasto del estado, de despotismo, etc, no son comparables.
Lobo, en total acuerdo contigo, Uruguay y su modelo no tienen nada que ver con el modelo argentino, aunque tengo la impresión que cada nuevo gobierno, es como si se opusiera al anterior y tratara de ir contra, provocando el estancamiento del que hablas.
El caso de Haití, su problema es su carencia de TODO, no solo hay un problema religioso que les impide a sus gobernantes guiar al país por un camino racional, si no que además es un país lleno de corrupción que carece de recursos como para construir caminos (fundamentales para el desarrollo de un país), construir escuelas, etc, etc, es decir, todo lo necesario para que este país entre en una etapa primitiva de desarrollo.
Es responsabilidad de todos los países latinoamericanos ayudar a Haití, pues fue este país el que nos mostró con su voluntad y firmeza las primeras luces de la libertad en latinoamerica, con su revolución contra las clases dominantes.
PD: cuando hablaron del vudú me acorde del documental de Bill Maher "Religulous", si no lo han visto, veanlo, es muy bueno.
En realidad, frank, más allá de lo que se dice en los discursos de campaña, existe una continuidad en varios temas clave entre los diferentes gobiernos. Por más que la izquierda haya dicho de todo sobre las políticas de la derecha, han mantenido su linea económica y mejorado en algunos minimos aspectos, sobre todo el monetario.
Creo que lo que tranca más al uruguay es el conservadurismo, el no animarse a establecer reformas más radicales. Los sindicatos públicos tienen mucho que ver en esto, pero también la gente, que le cuesta cambiar y no exige los cambios que se necesitan.
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