sábado, 1 de mayo de 2010

Cómo destruir (lo que queda de) Chile

El presidente Piñera y su reforma tributaria pueden ser más destructivos que el terremoto 8,5 en la escala de Richter

La leyenda dice que Nikita Khrushchev revisaba orgulloso el desfile anual con que la Unión Soviética se vanagloriaba de su éxito económico y su poderío militar ante el mundo. El broche de oro lo traía, al final de la parada, la exhibición de bombas nucleares, montadas sobre una caravana de sofisticados camiones, con los que la URSS dejaba al mundo tiritano como jalea. Detrás de las bombas, aparece un jeep con seis tipos de feo aspecto, con cabellos ralos y despeinados, lentes poto-botella y vestidos en trajes grises mal ajustados, o sea, la antípoda misma de los bravos soldados del Ejército Rojo. ¡Qué significa esto!, exclama Kruschev furioso , ¡quiénes son esos payasos!", insiste. "Tranquilo, camarada Kruschev", responde el ministro de Defensa. "Ellos son nuestros economistas, y son aún más peligrosos que las bombas nucleares, de hecho, son más aniquiladores que el arsenal nuclear".

La historia es, desde luego, apócrifa, pero sirve para graficar lo que una mala política económica puede llegar a causar en un país. Sebastián Piñera, quien se ha jactado de conformar un equipo técnico (y monocromático) más que político, está a punto de destruir lo poco que quedó en pie en Chile, al proponer subir impuestos a las empresas para financiar la reconstrucción del país y no ser capaz de encontrar los balances justos en el resto del plan.

El país cuenta con fondos soberanos, producto de los excedentes del cobre, de 11 billones de dólares, mientras el plan de Piñera estima necesarios unos 8 billones para financiar el levantamiento del país. En momentos en que todos, sin excepción, reconocen que la nueva dirección de la administración Piñera debe apuntar hacia el crecimiento, Piñera decide no echar mano a los fondos en el extranjero sino aumentar los impuestos en el país. No se puede subir impuestos y al mismo tiempo crecer. Eso lo saben Piñera y su equipo. Para reconstruir el país hay que crecer, por tanto, para financiar el plan se deben bajar impuestos y repatriar los recursos de los fondos (y ojalá no robárselos en el intertanto). Cuando se retome el crecimiento, el dinero debe reponerse y así continuar con la estrategia contracíclica diseñada por el ex ministro Eyzaguirre, instaurada por el ex ministro Velasco, y que debe ser continuada ahora en esta nueva y díficl etapa por Felipe Larraín, actual hombre de las finanzas de Chile, bajo la quizás algo micromanejadora supervisión del presidente.

El cobro de impuestos significa sacar dinero de la economía. La idea es destinarlo a donde más se necesita. Mano de obra en Chile abunda, y es baratísima. La construcción será el pilar que fortalezca el empleo. Esto no es problema porque hay mucho que construir. El problema es sacar los recursos de la economía. Lo lógico sería balancear distintas fuentes de financiamiento para que el impacto negativo sea mínimo. Una propuesta interesante sería, primero, hacer uso de las excelentes credenciales chilenas, gracias a la eficiente administración de la Concertación, y obtener dineros en el extranjero. La emisión de bonos soberanos es, no obstante, un acierto (equivalen a 1,5 billones de dólares). No hay que tenerle miedo al endedudamiento en esta fase del ciclo, hay que preocuparse cuando nos endedudamos durante la época de las vacas gordas. Hoy las vacas están famélicas, y hay que ir a los mercados internacionales a sacar recursos. Lamentablemente, el acto populista de Piñera de denunciar el déficit de la Concertación ahora le juega una mala pasada.

Pero lo más importante de todo es saber que el país tiene activos que el Estado ya no debe administrar. Privatziar parte de Codelco habría de inmediato conseguido los recursos necesarios, además de la privatización de Enap, Soquimich, y el desprendimiento completo de las sanitarias. (Aguas Andinas, etc.). Pero poco puede hacer ante el país un presidente-magnate que tardó demasiado en desprenderse de sus propias empresas antes de asumir la presidencia, y cuyo pirulo gabinete tiene poca legitimidad en la siquis del país (Chile es uno de los países más resentidos del mundo). Al contratrio, Piñera ha preferido congraciarse con la Concertación, que desde luego va a aplaudir cualquier alza de impuesto.

Son necesarios al menos 10 billones de dólares para reconstruir el país. Aparte de eso, es hora de comenzar pensar en formas de tener al país entero asegurado contra estos siniestros. Lo inmediato es conseguir recursos. Primero, vendamos parte de Codelco, y dejemos de perder dinero con Enap y otras: privaticemos estas empresas. Segundo, usemos una parte sustancial de los fondos soberanos, con el compromiso de reponerlos. Lo bueno del plan: emitir bonos, y recortar el presupuesto de defensa (300 millones de dólares ya están en la mira).

El royalty minero debe aumentarse temporalmente, esto en ningún caso puede afectar al país. Aníbal Pinto declaró la guerra a Bolivia en 1789 justamente porque la nación altiplánica aplicó un alza de 10 centavos por quintal de salitre a la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, y ésta, con justicia, se negó. La causa del alza fue financiar la reconstrucción después de un terremoto que azoló la zona en 1877. Esta medida sin duda será controversial. La devastación del terremoto del 2010 ha sido extraordinaria y demanda medidas extraordinarias. Sólo un salvaje podría oponerse a modificaciones en el royalty, y si la contribución no es voluntaria, que sea por la fuerza.

La sobretasa de 0,25% al 5% los bienes raíces de mayor avalúo fiscal es una medida justa, siempre y cuando se respete su carácter temporal.

Lo que no necesitamos es más impuestos a las utilidades de las empresas, como ha propuesto Piñera, que aumentará un 3% a las empresas en el tramo de primera categoría. Nos preocupa el impacto en el crecimiento, que a pesar de todo, debe seguir siendo la máxima prioridad de la nueva administración. No se puede lograr un 6% de crecimiento y subir impuestos.

6 comentarios:

Javier Bazán Aguirre dijo...

Me parece bien que estemos de acuerdo en materia de impuesto. Lo que no entiendo es que tú escribiste aquí, "que los impuestos es el costo de vivir en forma civilizada". ¿Cambiaste?

La explicación que dió la senadora Mathei, es que si se usaban esos fondos, el dólar iba a caer. No recuerdo la otra explicación.

Para entender porque Piñera prefiero los impuestos es muy simple. Siguiendo a Thomas Sowell a los políticos en general, les gusta dar la impresión a sus conciudadanos de hacer algo, como si la llamada 'sociedad civil' no hiciera nada. Por eso, les gusta cobrar impuestos e inventar cuanto ministerio inútil para dar entender que se preocupan o hacen algo.

Al parecer, para los políticos les resulta muy modesto y franciscano, que el gobierno se preocupe de aplicar ley, preservar la vida y la propiedad. Ellos no están para desafíos modestos.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Corrección: Me parece que no estamos de acuerdo en materia de impuesto.

Parece que te entendí mal. Estas en contra de ciertos impuestos, pero deseas subir otro.

Pensé que te oponías a los impuestos general.

Chile Liberal dijo...

@Javier: sigo sosteniendo que el impuesto no es un acto heroico de los ciudadanos, sino "una forma de robo" (JS Mill), y que la tasa de impuesto justa se determina mediante el arte de la políica. Este blog defenderá un sistema tributario justo y no rapaz, donde el gobierno es limitado, acotado, y dedicado a las funciones que le corresponde a un gobierno civil, por lo mismo, al margen de la producción económica. En el fondo, defiendo el liberalismo clásico o de laissez-faire.

En Somalia sin duda que no hay Estado y no conozco a nadie que prefiera Somalia a Noruega, por ejemplo.

Ahora respecto al plan de reconstrucción, debido a que nuestra industria de seguros se encuentra en pañales, una catástrofe como esta nos deja en ascuas. Creo que debiésemos abordar esa materia y dejar los planes de reconstrucción para cuando realmene se necesite. El último terremoto merece atención del gobierno central, y la mejor forma de financiarlo es con impuestos transitorios y preferiría hacer uso de los fondos.

La senadora Matthei (de seguro aconsejada por su marido) acierta, pero si hubiésemos adoptado la moneda norteamericana como nuestra moneda, no tendríamos gran problema con las variaciones de la divisa, más aún en un país pequeño cuyo modelo se basa en las exportaciones.

Respecto al plan Piñera, lo que me preocupa es el alza de impuesto a las utilidades. Esto es incompatible con el crecimiento, y es un incentivo perverso para las empresas para mantenerse pequeñas.

Yo de hecho preferiría bajar impuestos, lo que estimularía el crecimiento, y en una de esas e fisco capaz que termine recaudando más. Es más, facilitaría el crecimiento y haría más expedita la reconstrucción al estimular el consumo interno.

Mario Abbagliati dijo...

@Chile liberal,

"En Somalia sin duda que no hay Estado y no conozco a nadie que prefiera Somalia a Noruega, por ejemplo."

No mezcle peras con manzanas. Compare Somalia con o sin Estado. Seguro que ahí las cuentas no le salen tan claras. Comparar Somalia con Noruega es una cortina de humo.

Mario Abbagliati dijo...

"Sólo un salvaje podría oponerse a modificaciones en el royalty, y si la contribución no es voluntaria, que sea por la fuerza."

Liberalismo progresista = liberalismo autoritario.

zoidzilla dijo...

Uff, pensaba que éste era un keynesiano más por perlas como ésta:
"A pesar del posible impacto en el crecimiento durante el primer trimestre, y probablemente en el segundo también, es factible que esta catásrofe sirva de estímulo en el mediano plazo ya que el gobierno gastará ingentes recursos en los esfuerzos de reconstrucción del país. Estas son buenas noticias para el presidente electo, Sebastián Piñera, quien deberá asumir el mando de la nación el 11 de marzo y ganó la elección con la ambiciosa promesa de lograr un crecimiento económico de un 6%anual durante sus cuatro años de gobierno."


Pero lo último merece una nominación al Stalin de Oro, versión 2010:

"Sólo un salvaje podría oponerse a modificaciones en el royalty, y si la contribución no es voluntaria, que sea por la fuerza."

Sumado a otras lindezas como el control de precios...

Mario: sin lugar a dudas
=Socialista