martes, 18 de mayo de 2010

Anarquía en el UK, casi casi

Ya hemos dicho que el Reino Unido es un país raro. Un país de excéntricos cuenta con un sistema político acorde.

Se nos ha explicado en las noticias que hubo elecciones y que el ganador fue un señor llamado David Cameron, pero la historia es muchísimo más compleja. Gordon Brown, ex primer ministro, era el escocés que llevaba las riendas de la administración pública sin que nadie haya votado por él: simplemente recibió el poder del ahora infame Tony Blair. Luego, pudo haber estallado la anarquía: el primer ministro por el que nadie votó pudo haber ganado con menos votos que el resto y continuar muy fresco en el poder, gracias a una Constitución no escrita cuyas reglas son tan fascinantes como el misterio de saber qué lleva la reina Isabel en su cartera.

Los británicos son gente que se precia de su agudísimo sentido del humor. A cualquiera que lo pongan por error en el obituario de un periódico se indignaría y enviaría una furiosa queja, pero los británicos realmente creen que esto ocurrió una vez y el afectado mandó una carta diciendo: "Señor Director, los últimos reportes sobre mi estado de salud han sido un tanto exagerados". En política, hacen lo mismo. "Sod the lot", dicen, y votan por la Oposición, que normalmente gana por paliza. Margaret Thatcher ganó por abrumadora mayoría, y su coalición también perdió inapelabemente, dejando cada vez a Laboristas y Conservadores al borde del colapso. Ese pueblo que se enorgullece de su talante escéptico y su actitud moderada tiende a castigar con ferocidad al gobierno, sea cual sea.

El Che Guevara British
Después del indignante espectáculo de corrupción entre sus parlamentarios, con un electorado aterrado ante una crisis económica violentísima, desconcertados frente a una guerra ilegal y condenada al fracaso, en cualquier país del mundo estalla una revolución, o emerge un líder populista que se aprovecha del descontento de la masa y causa estragos. Los franceses votaron por Le Pen para castigar a su clase política. En EEUU, los furibundos miembros del Tea Party llaman a comprar armas para defender la democracia del nazi Obama. En el Reino Unido, en cambio, surge Nick Clegg, un auténtico iconoclasta, un revolucionario à la britannique que ha convulsionado a su país con ideas radicales: poner al Reino Unido no al margen de la Unión Europea, sino al centro; amnistiar a los ilegales; no renovar un programa nuclear de 200 billones de libras. Más encima, declara que no cree en dios. Su mujer es una ciudadana española, sin derecho a voto. El propio Clegg habla más de tres idiomas, y en su oportunidad quiso que el país adoptase el euro. Los británicos quedaron perplejos. Éste era el Le Pen y el Tea Partier british-style que necesitaban. Pronto, la Cleggmania sacudió al país y el líder de un partido noble, aunque considerado algo extravagante, se encumbraba en las encuestas, y el entusiasmo se apoderaba de los británicos.

Salvo un detalle. Como esa gente se jacta de ser flemática y moderada, cuando llegó la hora de los quiubos, la votación por los Liberales Demócratas, el partido de Clegg, subió apenas un par de puntos porcentuales. Así todo, perdió tres parlamentarios, gracias a un sistema que deja a nuestro sistema binominal hecho un monumento al sentido común. El gran derrotado de la elección fue David Cameron, quien hasta hace unos meses barría con los laboristas, pero terminó apenitas rasguñando el gobierno en un "parlamento suspendido" (hung parliament). El segundo gran derrotado fue Clegg, después de toda la inútil efervescencia. ¿El resultado? Los dos perdedores, David Cameron y Nick Clegg, terminaron como Primer Ministro y Primer Ministro surrogante. ¿Quién entiende?

Como decía al principio, la historia es más compleja de lo que se lee en las noticias. Gordon Brown, primer ministro y jefe del gobierno al servicio de Su Majestad, visitó a ésta y le recomendó que convocara a sus súbditos para que eligieran a sus representantes en la Cámara de los Comunes, o sea, la cámara del perraje, no como la pirula Cámara de los Lores. La reina, que es la soberana (el pueblo no es el soberano), llamó a elecciones, y los súbditos partieron a votar... un día jueves, sin el despliegue militarizado que nos gusta a los chilenos (los vocales de mesa son básicamente voluntarios y muy bien pagados, ¿estás escuchando Tatán?). La reina luego invita a que se formen facciones para que formen, por un lado, el gobierno que administre al país por ella (ya que esta mujer definitivamente no tiene tiempo para administrar el reino), y por otro, para formar la Oposición, que se dedique todo el día a hinchar al Gobierno. No obstante, pasaron los días y no hubo acuerdo.

En estos casos, el primer ginistro Gordon Brown pudo seguir al cargo, nada se lo impide si es que no hay acuerdo en el Parlamento. Al final, por presión popular, y con dos dedos de frente, Brown anunció que se dirigía al palacio de Buckingham y, visto los resultados de la elección, le recomendaría a la reina que nombrase como jefe de gobierno al líder de la Oposición. "La reina me ha llamado a palacio y me ha solicitado que forme su gobierno, y yo he aceptado", dijo Cameron en rueda de prensa antes de su entrada triunfal a la puerta número 10 del edificio en Downing Street.

Se pudo
La tarea luego era no menos compleja: urdir acuerdos y pactos para formar un gobierno y nombrar los ministros que sirvan a Su Majestad en la tarea de administrar el reino. Cameron tuvo que pactar con los Lib-Dems, formando una coalición que logra honrar una de las más antiguas y más tradicionales costumbres del sistema político británico, y es la de que un bloque esté a favor, sirviendo a la reina como Gobierno, y otro bloque en contra, sirviendo a la reina como Oposición. En cualquier momento que haya elecciones, el que pierda se cambia de bando sin perder tiempo en traspasos de mando, ya que el gabinete de Oposición, el shadow cabinet, está ya listo para asumir, cómo no, si su labor es formar un cuasi-gobierno paralelo.

Pudo haber sido traumático. De no haber acuerdo, tendrían que formarse las usuales "grandes coaliciones", a las que los británicos son alérgicos, y que predominan en los parlamentos europeos. A los británicos eso francamente les carga. Pudo, incluso, primar la rencilla por sobre el diálogo y continuar el gobierno laborista, o un gobierno Conservador minoritario que a poco andar habría colapsado, generando incertidumbre en la otrora potencia imperialista. Pero se impuso, al final, el ánimo de reducir el déficit fiscal y ordenar las cuentas del país con un gobierno fuerte.

Desde que se logró el voto universal, los liberales comenzaron a perder fuerza, y las grandes ciudades obreras del norte inglés ganaron voz propia con el labrorismo. Hasta hoy, el partido Liberal Demócrata es el que más defiende a los inmigrantes, a los obreros con una tasa impositiva justa, y las libertades civiles, pero es un partido íntegramente blanco, con menos mujeres, y más títulos nobiliarios en sus filas que ningún otro, lo que difícilmente puede ayudar a liderar la oposición a los Conservadores (increíblemente, Nick Clegg es el parlamentario de Sheffield, que es como Lota o Coronel en Inglaterra, antigua ciudades minera e industrial hoy sumidas en el desempleo).

Los británicos se hastiaron del laborismo y a Chile Liberal le parece que una alianza liberal-conservadora es lo mejor para aquel país. No voy a ocultar mis propias afiliaciones con aquel partido, y declaro desde ya mi más absoluta alegría de ver, casi después de un siglo, que los liberales vuelven al poder. Esta es una alianza que proporcionará, probablemente, estabilidad y legitimidad a un gobierno que, cuando empiecen los ajustes presupuestarios, será infame. En palabras de Mervyn King, presidente del Banco de Inglaterra (Banco Central), "quien gane esta elección quedará fuera del poder por una generación".

8 comentarios:

Felipe Soza A. dijo...

Sin ser británico, me gusta la nueva "parada" tory. Los Liberal Demócratas, desde tiempos de Steel y Paddy Ashdown, siempre prometen ser la sorpresa y nunca pasa nada.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Chileliberal:
Dices "día jueves, sin el despliegue militarizado que nos gusta a los chilenos (los vocales de mesa son básicamente voluntarios y muy bien pagados".

Recuerda que son una monarquía constitucional y no una república, y como dice Joaquín Fermandois en su última columna:"Ha sido un sistema que no ha dejado de garantizar ni la existencia de una oposición activa, ni las virtudes del Estado de Derecho, ni la salud del sistema político. La forma electoral por distrito unipersonal ha permanecido inalterable por 300 años; lo que varió entre 1700 y 1900 fue la composición del electorado.
"

Ignacio Burges dijo...

Fermandois habla puras leseras, obvia en su articulo, la Carta Magna,la decapitacion del rey (oh, igual que en la Revolucion Francesa), y la Dictadura de Cronwell.
En el caso del sistema electoral es falso lo que afirma, hasta 1832 exitian los rotten and pocket boroughs, distritos de muy poca poblacion,donde uno , o en algunos casos dos "propietarios"(donde esta el sistema "uninominal" entonces?)elegian a los dos representantes del distrito a la camara de los comunes.
Si uno investiga hay muchas reformas electorales a lo largo de la historia del Reino Unido, lo que aviesamentamente trata de hacer Fermandois es defender el sistema binominal, mucho mas injusto que el unimoninal, que es verdaderamente mayoritario y donde el ganador efectivamente gana, no como aca.

Ignacio Burges dijo...

"Since 1950 each Member of Parliament represents a single constituency"
http://en.wikipedia.org/wiki/British_House_of_Commons

Por lo tanto, el sistema electoral uninominal que tanto defiende el sr Fermandois no va mas alla de esa fecha,vergonzoso que no lo sepa, o sabiendolo mienta descaradamente.

Javier Bazán Aguirre dijo...

Ignacio:
Decapitaron al rey, pero no hubo el baño de sangre de la Revolución Francesa que se llevo consigo a los propios revolucionarios.

Ignacio Burges dijo...

Javier , hubo una guerra civil, eso acaso no es baño de sangre, y en Irlanda hubo masacres que no tienen nada que envidiarles a la Vendee.

Lo de "La forma electoral por distrito unipersonal ha permanecido inalterable por 300 años" no lo comentas Javier?

zoidzilla dijo...

Los británicos se hastiaron del laborismo y a Chile Liberal le parece que una alianza liberal-conservadora es lo mejor para aquel país. No voy a ocultar mis propias afiliaciones con aquel partido, y declaro desde ya mi más absoluta alegría de ver, casi después de un siglo, que los liberales vuelven al poder. (sic)

¿Cuál alianza liberal-conservadora? ¿Dónde está la parte "liberal"? ¿Quiénes son esos liberales que vuelven al poder?

Hoy en día, cualquiera se autodenomina liberal...

Javier Bazán Aguirre dijo...

No sabía lo Irlanda, Ignacio. Pero parece que después hubo una amnistía como cuenta Thomas Hobbes en unos de sus libros. Quizás por eso no se tengan memoria e imagines como la Revolución Francesa.

Y a propósito de Guerras Civiles, después de la Guerra Civil de 1891, se dictó una amnistía para ambos lados a igual que el Guerra Civil Inglesa. Y nadie se ve obligado a recordar una de la partes (Museo de la Memoria). No obstante, el enfrenamiento civil que hubo en 1891 fue más cruel y despiado que nuestro último enfrentamiento civil. Además, de superar en números las bajas.