domingo, 20 de marzo de 2011

Sobre la visita del segundo presidente negro

El gobierno de Barack Obama es decepcionante, más aún cuando lo comparamos con su antecesor demócrata, Bill Clinton


Donde sea que vaya todos los pueblos besan los pies de Barack Obama lo que da pie a toda la fauna de excéntricos oportunistas para manifestar feroces críticas al presidente de EEUU, tratándolo como si fuese Satanás. Es buen negocio criticarle, lo que deja a Chile Liberal en una incómoda posición. Nuestro sitio es bastante hostil al gobierno del actual mandatario pero no por los motivos estrafalarios que arguyen algunos, sino básicamente por dos cosas: primero, Obama es mucho peor que Clinton, y segundo, las políticas de Obama han sido erráticas.

Lo primero es un asunto interno del país del Norte. Bill Clinton —se dice— fue el primer presidente "negro" de EEUU. Durante su gobierno, en la década 90, el ciudadano norteamericano promedio gozó de extraordinaria prosperidad: hasta hoy la clase trabajadora gringa recuerda con afecto los "Clinton years". Y cómo no, si Clinton fue uno de los autores intelectuales y materiales de la extraordinaria renovación socialdemócrata que significó la "Tercera Vía", que llevó a este sector a descubrir las bondades del libre comercio, siendo el EEUU de Clinton uno de los paladines de la apertura económica que al final se traduciría en una febril actividad económica que benefició particularmente a los más pobres y a las clases medias. El mismo Clinton vio con buenos ojos la consolidación del NAFTA, ratificándolo en 1993 a pesar de una enorme oposición, lo que mostró el liderazgo y la visión de Clinton. 

Lamentablemente, el señor Obama se encuentra demasiado a la izquierda de la doctrina económica de Clinton. En su fugaz visita a Chile no habrá ningún anuncio importante, apenas se firmará un acuerdo de colaboración sobre energía atómica. De hecho, la entrada de Colombia al NAFTA está paralizada y no hay indicio alguno de que se expanda, y como si fuese poco, el propio Obama en la campaña presidencial dejó entrever que no sólo era enemigo del NAFTA, sino que amenazó con revocarlo, cediendo ante los temores de la clase obrera gringa que ve con disgusto la irrupción de Chindia. Obama opta por la estupidez de retener los puestos de trabajo norteamericanos, al parecer creyendo la perniciosa idea de que es necesario rigidizar las leyes laborales y aplicar aranceles para mantener el empleo, sin percatarse que al comerciar con otros países se cierran puestos en EEUU, pero se abren muchísimas otras fuentes de trabajo ya que en otras latitudes aumenta la demanda. Este es un principio económico bastante elusivo para los proteccionistas. Durante su campaña presidencial fue bastante desafortunada su expresión "let's spread the wealth around", que muestra lo fundamentalmente equivocado que está el jefe de gobierno de EEUU: el énfasis lo pone en quitarle a unos para darle a otros, en vez de estimular el libre comercio para que nueva riqueza sea creada.

Se apaga la estrella
Peor aún para los propios votantes demócratas, Obama está muy lejos del mítico carisma de Clinton. El primero adopta un nauseabundo tono de tele-predicador y puede mover montañas en sus megadiscursos, pero no tiene el toque común que fue la característica de Bill Clinton. Cómo olvidar su sorpresiva salida de protocolo cuando imprevistamente se baja de su vehículo y entra a un bar en el centro de Santiago a tomarse una Coca-Cola. Saludó a los clientes, echó la talla, se sacó fotos con las meseras... dejó a todos encantados... tal era el magnetismo que irradiaba (no nos extrañemos de que las mujeres se le tiraran encima). Clinton daba la impresión de comprender la sensibilidad del ciudadano común y la gente creía que uno de los suyos era presidente. Clinton era PLU ("people like us"), mientras que Obama es descrito como aloof, una persona más bien lejana. Clinton era un político consumado con la personalidad perfecta para una carrera política, mientras que Obama después de estremecer en la campaña parece cada vez más opaco.

Lo que lleva a otro problema para él y su partido, y es que Clinton sufrió un extraordinario revés en las mid-term elections de 1994, en las que el partido Demócrata perdió el control del Congreso, no obstante, se repuso ante este escenario adverso y logró la reelección en 1996, inaugurando un segundo período. Las similitudes con la situación actual de Obama son enormes, excepto que después de perder las mid-term elections el 2010, Obama no da señal alguna de repunte. El contraste entre Clinton y Obama es asombroso.

Malas políticas
Pero aparte de su errónea postura ante el libre comercio, Obama ha cometido errores brutales. La reforma  al sistema de salud fue firmada por Obama el 23 de marzo del 2010. Ha transcurrido exactamente un año de aquel crucial momento, y la cobertura universal que logró está ad portas de dar a luz un monstruo. Las reformas fueron torpes, principalmente por no abordar la absurda obligación hacia los empleadores para pagar los seguros de salud de sus empleados. El costo de la salud continuará aumentando, ante lo cual no hay plan alguno para desactivar esta bomba de tiempo.

Pero aparte de los problemas domésticos, Obama no ha actuado como el presidente de una potencia. Por ejemplo, recién ahora viene a visitar América latina, en una visita apurada y sin tener una visión concreta sobre el continente. Podemos con bastante seguridad creer que sólo dirá palabras bonitas, pero acciones reales brillarán por su ausencia. 

Obama pronunció un discurso conmovedor en El Cairo en junio del 2009 donde abordó el tema del islam y el supuesto choque de civilizaciones, pero cuando estalló la revuelta que derrocó al corrupto régimen egipcio de Hosni Mubarak, Obama no supo qué decir ni supo cómo actuar. Al final todo el norte de África se rebeló contra los déspotas que los oprimían, pero no hubo respuesta coherente de Obama. Ante las inaceptables provocaciones de Muammar Gaddafi, amenazando con una guerra civil, EEUU actuó secundando a Francia (que tomó la iniciativa) y el Reino Unido. En definitiva, Obama sigue viajando y deleitando con poesía, pero sin una visión clara, con cero acciones concretas, y una lenta capacidad de reacción. Por otro lado, hoy existe un virtual consenso en que las intervenciones en Kosovo, lideradas por la administración de Bill Clinton, fueron un acierto, y en general estuvo clara la misión de EEUU en el mundo durante la década 90.

En nuestro sitio simbólicamente votamos por él, y seguimos creyendo que fue una buena decisión en aquel momento. John McCain eligió a una idiota para el puesto de vice-presidente demostrando poca aptitud para el cargo, y después terminó actuando como un Neandertal. Pero la verdad es que el gobierno de Obama ha sido decepcionante, y que nadie se extrañe si es que pierde la reelección.

Desde luego que el presidente Barack Obama es bienvenido en Chile por ser el líder legítimo de un país que en Chile Liberal admiramos, y él mismo, como persona, carece del carácter polarizante de George W Bush. Es, además, un sujeto muy inteligente y capaz. Pero simplemente no es Bill Clinton. Una pena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Chile liberal Carlos:

Creo que tú "no eres de Izquierda ni de Derecha, sino más bien todo lo contrario", como diría un político mexicano.

Chile Liberal dijo...

Me considero de centro-derecha. Me representa un republicanismo nor-este, como el de Rudy Giuliani o, por sobre todo, me identifico con Mike Bloomberg, vale decir con tipos que quieren un gobierno limitado y no se hacen problemas con el matrimonio homosexual, por ejemplo. En Europa me identifico con el viceprimer ministro británico Nick Clegg o incluso con Fredrik Reinfeldt en Suecia.