Justo frente a la Gare de Lyon hay un café que se llama L'Européen. Después de un par de horas en tren (con una resaca descomunal), nada mejor que pasar a beber algo. Y fue la primera vez que entro a un café parisino sin que haya ni una pizca de humo. En Francia está prohibido fumar desde el 1 de enero de 2008 (ver sito ley antitabaco)
Irlanda el año 2004 fue el primer país europeo en aplicar una prohibición total de fumar en lugares públicos. Ahí estaba yo en ese momento cuando mis suegros vinieron de Francia y me decían que la misma medida sería impensable en su país. La verdad es que era mucho más impensable en Irlanda: pint of Guiness and a fag van de la mano en los pubs. La prohibición se pospuso varias veces por presiones de los publicans (dueños de pubs), la asociación más poderosa de la isla. En Irlanda la raison d'être de la restricción fue clara: proteger la salud de los trabajadores en los bares. La legislación protege a los trabajadores y garantiza que puedan desempeñar sus labores en un ambiente limpio.
¿Por qué se iba a permitir que quienes trabajan en bares respiren toxinas durante su horario de trabajo? La razón fue tan elocuente y poderosa que al final nadie chistó.
La excepción fue el dueño de un pub en Galway, quien frente a las cámaras del canal sensacionalista SkyNews (cuyo dueño es Robert Murdoch, muy importante) dijo algo así como "no estoy ni ahí con la prohibición". Sacó un encendedor, se llevo un pucho a la boca y empezó a fumar miércole. Los clientes estallaron y aplaudieron a rabiar y empezaron a fumar. Después de unos minutos llegó la policía y aplicó las multas correspondientes (noten el apellido del sujeto: Lawless).
Hace un año el apoyo de la opinión pública a la medida alcanzó una aprobación unánime. Los irlandeses cuando iban a Europa se daban cuenta de lo ridículo que era ir a un bar atiborrado de humo y soportar las bocanadas del resto. El ejemplo de Irlanda lo siguió el otro paladín de la salud pública: Escocia (donde se comen los chocolates fritos: sanitos los huevones). Se aplicó con igual éxito. La única excepción fue un actor de teatro que fumó mientras interpretaba a Winston Churchill (fumador empedernido). Fue necesario cambiar el libreto. Keith Richards fue la otra excepción, salvo que fumó a propósito en pleno concierto.
Francia no tiene rockeros y tiene menos borrachos, y sus fumadores más insignes han sido los intelectuales. Jean-Paul Sarte y Simone de Bauvoir en Les Deux Magots y el Café des Fleurs fumaban como chimeneas. Todo francés en su adolescencia se deja crecer barba, se autoproclama socialista, y empieza a fumar. Y aunque parezca increíble, hoy está prohibido.
El fumar tiene mucho que ver con el calentamiento global. Hoy, no faltan los pelotas que dicen que el calentamiento global no es cierto, y presentan estudios que los avalan. En su época, cuando comenzó a restringirse el tabaco en ascensores o en el transporte público, aparecieron científicos que presentaban sus estudios demostrando que fumar era inofensivo. No importa que se contamine al que está al lado (puede ser un bebé, niño o anciano), total los estudios (pagados por las tabacaleras) confirman que nada malo ocurre. Parece increíble que en alguna época se intentó negar la relación entre cáncer de pulmón y tabaco. Del mismo modo que hoy se niega que el carbono produzca el calentamiento de la Tierra (los estudios los paga Exxon).
La opinión pública francesa ha comenzado a asimilar la idea que es factible salir de un recinto y fumar al aire libre, y luego volver. O incluso se puede habilitar mesas en las veredas o en los patios, y reservar el interior para los no fumadores, y así evitar el daño a los pulmones del otro.
Los franceses sin duda que no habrían sido los primeros en lanzar la piedra de la prohibición de fumar, sólo lo hacen porque han visto los resultados positivos en otros países. La clásica atmósfera de los cafés franceses comenzará a ser más respirable, y dentro de unos años parecerá incomprensible que se haya alguna vez fumado en presencia de otros. Los intelectuales no se volverán tontos por dejar de fumar, ni nadie saldrá lastimado. Muchos usarán esta oportunidad para comenzar a dejar el cigarrillo, y de paso, dejar de recargar al sistema público de salud. De hecho, lo justo es que si usted fuma y su tabaquismo le produce cáncer, usted se costee solito el tratamiento. Sino pues tendrá que morirse nomás. Ya le advertimos que el tabaco produce cáncer: la decisión fue suya.
En Chile la ley fue mucho más complicada y, desgraciadamente, no protege al trabajador. El debate fue feroz y quienes no fuman no tienen muchas alternativas. La ley chilena es similar a la ley antitabaco en España, mientras que la francesa es más similar al de las islas británicas. En aquella oportunidad, uno de los más decididos opositores a la ley fue nuestro gran amigo Álvaro Bardón, con quien no estuve de acuerdo (¡viva la diferencia!). De hecho, don Álvaro dijo que la ley era "aweonada". Ver Un huevoncito del Parlamento no puede restringir mi derecho. Ver también Fumar, nuevo crimen en Chile.
La consecuencia de fumar es el humo que contiene residuos tóxicos, los cuales invaden el espacio del otro. Es además un abuso hacia el trabajador que se desempeña en un local de fumadores, quien expone su salud a las serias consecuencias del humo del cigarrillo de los clientes. Cuando voy a un café o un bar y me tomo varias cervezas, la consecuencia es querer orinar. Yo no puedo ponerme a mear delante de medio mundo y tirarle el meado a la mesera. Pues bien, lo mismo con el cigarrillo.
En todo caso, no debiésemos emplear el término "prohibir" cuando hablamos de impedir que las bocanadas de humo de un fumador contaminen al resto. La palabra prohibir es horrible, y un defensor de la libertad no debe jamás apoyar prohibición alguna, aunque sí es necesario que cada uno defienda sus derechos. Y tenemos derecho a respirar un aire limpio, y a trabajar en un medio ambiente limpio. Libertad es hacer lo que uno quiere, decía John Stuart Mill, el principal teórico del liberalismo. Y continúa: en un país civilizado, el único objetivo por el cual se justifica el uso del poder sobre un miembro de la comunidad, incluso contra su propia voluntad, es para evitar que dañe a otros. Esto se conoce como el principio del daño. Mill, y la moral milliana, no justifican el uso de la fuerza para evitar que un individuo se dañe a sí mismo.
Por lo anterior, sería inaceptable que un gobierno prohibiese que los individuos fumasen: es decisión de cada cual (al igual que los alucinógenos). Pero si es necesario restringir que se dañe al otro.
Los cafés y bares parisinos serán mucho mejores con un aire menos contaminado. Por lo demás, en Irlanda la mejor manera de flirtear es salir a fumar, donde es mucho más fácil el "meter conversa". Por ello, han aumentado los fumadores sociales, pero en general el tabaquismo ha disminuido.
Este blog está completamente a favor a las restricciones al tabaquismo, siguiendo las ideas acá expuestas. En Chile, debiese aplicarse el "modelo francés anti-tabaco".
Yo soy un fanático del café, me parece una bebida maravillosa (pensar que para los mormones es "pecado"). El café se produce en África, también en Sudamérica, se exporta a todo el mundo y su consumo puede sacar a muchos de la pobreza si lográsemos que el precio que se paga en los países más prósperos llegase directamente a los campesinos que lo producen. El Nescafé lo detesto (No-es-café), pero el siguiente comercial es un clásico, que muestra el magnetismo multicultural de esta bebida. Puedes ser rico sin dinero, puedes hacer de todo cuando sabes entender, puedes ser madre aunque no seas mujer. Abre tu mente, abre tus ojos, abre tus pensamientos, -open up-.
Se puede beber café o alcohol sin fumar: un vicio a la vez, por favor. Es la manera más sana de disfrutar de los vicios.
Irlanda el año 2004 fue el primer país europeo en aplicar una prohibición total de fumar en lugares públicos. Ahí estaba yo en ese momento cuando mis suegros vinieron de Francia y me decían que la misma medida sería impensable en su país. La verdad es que era mucho más impensable en Irlanda: pint of Guiness and a fag van de la mano en los pubs. La prohibición se pospuso varias veces por presiones de los publicans (dueños de pubs), la asociación más poderosa de la isla. En Irlanda la raison d'être de la restricción fue clara: proteger la salud de los trabajadores en los bares. La legislación protege a los trabajadores y garantiza que puedan desempeñar sus labores en un ambiente limpio.
¿Por qué se iba a permitir que quienes trabajan en bares respiren toxinas durante su horario de trabajo? La razón fue tan elocuente y poderosa que al final nadie chistó.
La excepción fue el dueño de un pub en Galway, quien frente a las cámaras del canal sensacionalista SkyNews (cuyo dueño es Robert Murdoch, muy importante) dijo algo así como "no estoy ni ahí con la prohibición". Sacó un encendedor, se llevo un pucho a la boca y empezó a fumar miércole. Los clientes estallaron y aplaudieron a rabiar y empezaron a fumar. Después de unos minutos llegó la policía y aplicó las multas correspondientes (noten el apellido del sujeto: Lawless).
Hace un año el apoyo de la opinión pública a la medida alcanzó una aprobación unánime. Los irlandeses cuando iban a Europa se daban cuenta de lo ridículo que era ir a un bar atiborrado de humo y soportar las bocanadas del resto. El ejemplo de Irlanda lo siguió el otro paladín de la salud pública: Escocia (donde se comen los chocolates fritos: sanitos los huevones). Se aplicó con igual éxito. La única excepción fue un actor de teatro que fumó mientras interpretaba a Winston Churchill (fumador empedernido). Fue necesario cambiar el libreto. Keith Richards fue la otra excepción, salvo que fumó a propósito en pleno concierto.
Francia no tiene rockeros y tiene menos borrachos, y sus fumadores más insignes han sido los intelectuales. Jean-Paul Sarte y Simone de Bauvoir en Les Deux Magots y el Café des Fleurs fumaban como chimeneas. Todo francés en su adolescencia se deja crecer barba, se autoproclama socialista, y empieza a fumar. Y aunque parezca increíble, hoy está prohibido.
El fumar tiene mucho que ver con el calentamiento global. Hoy, no faltan los pelotas que dicen que el calentamiento global no es cierto, y presentan estudios que los avalan. En su época, cuando comenzó a restringirse el tabaco en ascensores o en el transporte público, aparecieron científicos que presentaban sus estudios demostrando que fumar era inofensivo. No importa que se contamine al que está al lado (puede ser un bebé, niño o anciano), total los estudios (pagados por las tabacaleras) confirman que nada malo ocurre. Parece increíble que en alguna época se intentó negar la relación entre cáncer de pulmón y tabaco. Del mismo modo que hoy se niega que el carbono produzca el calentamiento de la Tierra (los estudios los paga Exxon).
La opinión pública francesa ha comenzado a asimilar la idea que es factible salir de un recinto y fumar al aire libre, y luego volver. O incluso se puede habilitar mesas en las veredas o en los patios, y reservar el interior para los no fumadores, y así evitar el daño a los pulmones del otro.
Los franceses sin duda que no habrían sido los primeros en lanzar la piedra de la prohibición de fumar, sólo lo hacen porque han visto los resultados positivos en otros países. La clásica atmósfera de los cafés franceses comenzará a ser más respirable, y dentro de unos años parecerá incomprensible que se haya alguna vez fumado en presencia de otros. Los intelectuales no se volverán tontos por dejar de fumar, ni nadie saldrá lastimado. Muchos usarán esta oportunidad para comenzar a dejar el cigarrillo, y de paso, dejar de recargar al sistema público de salud. De hecho, lo justo es que si usted fuma y su tabaquismo le produce cáncer, usted se costee solito el tratamiento. Sino pues tendrá que morirse nomás. Ya le advertimos que el tabaco produce cáncer: la decisión fue suya.
En Chile la ley fue mucho más complicada y, desgraciadamente, no protege al trabajador. El debate fue feroz y quienes no fuman no tienen muchas alternativas. La ley chilena es similar a la ley antitabaco en España, mientras que la francesa es más similar al de las islas británicas. En aquella oportunidad, uno de los más decididos opositores a la ley fue nuestro gran amigo Álvaro Bardón, con quien no estuve de acuerdo (¡viva la diferencia!). De hecho, don Álvaro dijo que la ley era "aweonada". Ver Un huevoncito del Parlamento no puede restringir mi derecho. Ver también Fumar, nuevo crimen en Chile.
La consecuencia de fumar es el humo que contiene residuos tóxicos, los cuales invaden el espacio del otro. Es además un abuso hacia el trabajador que se desempeña en un local de fumadores, quien expone su salud a las serias consecuencias del humo del cigarrillo de los clientes. Cuando voy a un café o un bar y me tomo varias cervezas, la consecuencia es querer orinar. Yo no puedo ponerme a mear delante de medio mundo y tirarle el meado a la mesera. Pues bien, lo mismo con el cigarrillo.
En todo caso, no debiésemos emplear el término "prohibir" cuando hablamos de impedir que las bocanadas de humo de un fumador contaminen al resto. La palabra prohibir es horrible, y un defensor de la libertad no debe jamás apoyar prohibición alguna, aunque sí es necesario que cada uno defienda sus derechos. Y tenemos derecho a respirar un aire limpio, y a trabajar en un medio ambiente limpio. Libertad es hacer lo que uno quiere, decía John Stuart Mill, el principal teórico del liberalismo. Y continúa: en un país civilizado, el único objetivo por el cual se justifica el uso del poder sobre un miembro de la comunidad, incluso contra su propia voluntad, es para evitar que dañe a otros. Esto se conoce como el principio del daño. Mill, y la moral milliana, no justifican el uso de la fuerza para evitar que un individuo se dañe a sí mismo.
Por lo anterior, sería inaceptable que un gobierno prohibiese que los individuos fumasen: es decisión de cada cual (al igual que los alucinógenos). Pero si es necesario restringir que se dañe al otro.
Los cafés y bares parisinos serán mucho mejores con un aire menos contaminado. Por lo demás, en Irlanda la mejor manera de flirtear es salir a fumar, donde es mucho más fácil el "meter conversa". Por ello, han aumentado los fumadores sociales, pero en general el tabaquismo ha disminuido.
Este blog está completamente a favor a las restricciones al tabaquismo, siguiendo las ideas acá expuestas. En Chile, debiese aplicarse el "modelo francés anti-tabaco".
Yo soy un fanático del café, me parece una bebida maravillosa (pensar que para los mormones es "pecado"). El café se produce en África, también en Sudamérica, se exporta a todo el mundo y su consumo puede sacar a muchos de la pobreza si lográsemos que el precio que se paga en los países más prósperos llegase directamente a los campesinos que lo producen. El Nescafé lo detesto (No-es-café), pero el siguiente comercial es un clásico, que muestra el magnetismo multicultural de esta bebida. Puedes ser rico sin dinero, puedes hacer de todo cuando sabes entender, puedes ser madre aunque no seas mujer. Abre tu mente, abre tus ojos, abre tus pensamientos, -open up-.
Se puede beber café o alcohol sin fumar: un vicio a la vez, por favor. Es la manera más sana de disfrutar de los vicios.
Y bueno, finalmente un anuncio que resume todos los principios de John Stuart Mill.
9 comentarios:
Buenos dias, es curioso leer sobre este tema porque hoy mismo con unos amigos hablabamos sobre esto, aunque mi opinion es un poco divergente con respecto a la tuya, me tomare la libertad de exponerla...
Creo que en este apoyo a la ilegalizacion del tabaco en los bares y locales de esa indole es contrario al concepto de libertad y de propiedad privada por un motivo evidente.
El dueño del bar deberia tener derecho a dejar fumar o prohibir dicho habito en su propiedad i en su negocio.Cada bar se deberia definir de una manera u otra (para fumadores o no) y estoy seguro que con un minimo de habilidad los restauradores seran capaces de moldear su negocio segun la demanda adjudicandose cada uno una cuota del mercado, segun la cantidad i calidad de sus clientes potenciales.
Por un lado dejamos los consumidores a elegir el ambiente en el que quieren tomar un cafe respetando la libertad de los demas i siendo respetados.
Por otro no atentamos contra la libertad del restaurador para crear un producto a su antojo ni del no-fumador a contaminarse.
En relacion al tema de los camareros, si a la gente le parece un impedimento trabajar como camarero en un bar con humo ,o no lo hara, o reclamara mas salario, cierto? si poquisima gente se ofrece a cubrir ese empleo el salario sera superior y llegados a un punto esto puede resultar dañino para los beneficios del restaurador i este quizas, si no es rentable convertira su bar en un bar para no fumadores. De esta manera los camareros, el restaurador y los clientes fumadores o no , se habran puesto de acuerdo y habran actuado libremente tratando de maximizar su beneficio.
Por otro lado, lo dicho anteriormente se refiere a una propiedad privada, si nos refirieramos a un lugar publico, y pondre como ejemplo la calle, encontraria legitimo prohibir su consumo, y aqui aplicariamos el concepto de Mill que tu has mencionado i con el que no puedo estar mas de acuerdo.
es mi opinion y respeto la tuya absolutamente.
saludos i felicidades por el blog
Para ser libre no se puede estar en estado de necesidad. Siguiendo tu lógica, sería ética la venta de órganos de personas vivas, quienes para resolver sus problemas económicos podrían optar por vender sus riñones o sus dientes. Ese tipo de decisiones son voluntarias, pero no libres.
No existe verdadero poder de negociación en los garzones, si su jefe decide que el local será para fumadores, no tienen otro remedio que acatar. Distinto sería el caso que esos dueños diesen la posibilidad de trabajar en un local con humo y sin otro, en igualdad de condiciones (eso sería el liberalismo perfecto). Puedes decir: es legítimo que pague más por exponer objetivamente la salud, yo digo, lo sería siempre y cuando dicho monto indemnizase el daño que significará el tabaco, el tratamiento futuro que significará, la menor cantidad de años que vivirá la persona, el daño moral que traerá al cónyuge del empleado la viudez prematura, lo desagradable que será el hábito para el entorno, el costo de los cigarrillos y el tratamiento de la dependencia, el costo de la limpieza dental y miles de otros factores. Además de todo eso, un monto adicional de incentivo. En tales circunstancias, con una remuneración aproximada de $10.000.000 mensuales, creo que hasta yo pensaría en trabajar en un lugar como ese.
No debemos aprovecharnos de la pobreza o la ignorancia de nuestro vecino. El problema es la falta de libertad, al existir sobrepoblación, la mano de obra obra estará dispuesta a aceptar cualquier tipo de condiciones, pues si no lo hace habrá miles que si estarán dispuestos. (Lo lamentable es que esta situación se puede predicar también de los profesionales, quienes deben resignarse a las jornadas laborales excesivas).
El liberalismo debe ser aplicable tanto a los empresarios como a los empleados.
Estoy más bien con la postura de Æðelstan aunque no comparto la analogía con la venta de órganos. Pueden ver Aborto y venta de órganos, seguimos a favor de la libertad individual.
Tu argumentación sobre los dueños de bares me parece plausible. Pero, ¿y los camareros? Piensa en un barman, aunque sea fumador, preferirá trabajar en un ambiente limpio. La libertad de elegir donde trabaja sería fútil para el empresario ya que es un trabajo de poca especialización, y fácilmente reemplazable. Me cuesta pensar en un garzón o garzona a quien "le dé lo mismo" trabajar en un lugar donde se fuma.
O sea, el dueño declara su bar como "fumador", y sus empleados se van, probablemente los reemplaza el mismo día con otros dispuestos a contaminarse, con tal de ganarse las pocas lucas que pueden ser esenciales para alguien (pagarse estudios, etc).
Lo asombroso es que en la discusión en Chile nadie mencionó la defensa de los empleados.
Por otro lado, en los países en que existe una restricción de rompe y raja, la alternativa siempre existe: ya sea en las mesitas en la vereda o en los patios, donde la exposición al humo es mínima.
Con una amiga mía salimos a tomarnos un trago y al final el área de no fumadores era tan ridícula que tuvimos que irnos. Mi amiga dejó de fumar y está embarazada, o sea había motivos de peso. Pero la oferta para no fumadores es bajísima. Una restricción como la francesa creo que no viola las libertades individuales, sino que logra armonizar a los fumadores y no fumadores, pidiéndole un esfuerzo al fumador.
Sobre la venta de órganos en un mercado regulado, estoy a favor. Mi preocupación va más bien por las distorsiones de mercado que podrían crearse en personas que desconociendo el real valor del producto que venden, lo entregan a precio vil para salir de un problema económico puntual (he visto desafortunados que venden un riñón en apenas $3.000.000). Un buen marco regulatorio evitaría situaciones de injusticia (cierto es que la legislación civil ya contempla una solución en los vicios de la voluntad, pero es un medio caro, de difícil prueba y lento).
como decimos en Espanya ,Æðelstan , lo de los organos "no viene a cuento".
Es complejo el tema de los camareros, pero sigo con mi postura, pero añadire algo. Los mineros, los paletas, los immigrantes que necesitan legalizar su situacion i comer i se alistan al ejercito, los cajeros de super que sufren atracos, los empresarios que sufren extorsiones, los medicos, los funcionarios de prisiones, los trabajadores de plantas nucleares ,industrias quimicas los policias... todos conviven con significativos riesgos, la extrapolacion de su logica a otros terrenos seria bastante nociva.
para acabar, el del tabaco es un habito nocivo que la gente deberia poder consumir si quisiera, pero siempre puntualizare que su venda a los menores es aberracional, dada la falta de racionalidad de estos i su sobrante emocionalidad i escasa autoestima.
saludos!
Sin embargo, los mineros (que ganan bastante, al menos en mi país), los trabajadores de plantas nucleares (por cierto, soy un entusiasta de ese tipo de energía), los soldados, los inmigrantes y todos los que mencionas (donde el riesgo es más potencial que real), no tienen opción, ya los riesgos para su salud son inherentes a actividad (que el progreso tecnológico va disminuyendo).
En cambio, en el caso de los camareros, los perjuicios para su salud derivan del capricho de otros, que no son capaces de abstenerse de su hábito poco saludable y que encuentran el apoyo de otros que no les importa exponer a sus empleados, pues los consideran seres inferiores que no tienen más remedio que aceptar lo que diga el jefe. Los fumadores y los dueños de restoranes que los apoyan manifiestan una total indiferencia hacia el bienestar de los camareros abusando de su pobreza y tranquilizan su consciencia con una pequeña limosna para que esos miserables se sientan retribuidos (porque ignoran el costo real de lo que están exponiendo). La gran diferencia aquí es que la exposición al riesgo es fácilmente evitable y depende de la mera voluntad de quien tiene un hábito nocivo que puede practicar perfectamente en otros lugares donde el humo no llegue a otros.
Æðelstan, más aún cuando la ley sólo demanda que los clientes salgan del recinto, teniendo la plena opción de volver, y donde los lugares habilitados para fumar son los patios o las mesitas en la vereda.
Me pareció decepcionante que en Chile ningún sector haya pensado en la salud de los trabajadores del rubro.
Diré lo siguiente a raíz de tu último comentario: creo que eso no debería extrañarte. En un país como Chile, lo que menos importa proteger es el bienestar del trabajador. Es un país que vive para proteger y cuidar los intereses de los empresarios, no de los trabajadores, por lo tanto es normal, es una pena, pero lleva muchos años siendo asi.
A mí me pareció decepcionante, en especial de la Concertación.
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