"Nuestra política es que el aborto debería ser una cuestión de elección personal, no un dictado público. Como ya he dicho muchas veces, el aborto debería ser seguro, legal e infrecuente"
Bill Clinton (ver fuente en Bill Clinton desafía al Papa)
"Si los hombres pudiesen embarazarse, el aborto sería un sacramento"
Erica Jong
Tal como muestra el gráfico a la izquierda (
fuente: The Economist), Chile es uno de los pocos países donde
el aborto se encuentra prohibido bajo cualquier circunstancia, incluso ante riesgo de muerte de la mujer. Dicho de otro modo, si tu mujer (o tú misma) puede morir por complicaciones del embarazo, en Chile es preferible que quedes viudo (o que te mueras) antes que proceder con un aborto.
Esta encomiable ley fue aprobada bajo el gobierno de facto de Augusto Pinochet como parte de su agenda valórica en pro de la defensa de la vida. Entre otras naciones que han seguido el ejemplo valórico de Chile se encuentran países ilustrados de la talla de Honduras y El Salvador.
Gracias a la ley del general Pinochet, un católico ejemplar y muy devoto, Chile se ha mantenido ajeno a la decadencia moral de países del primer mundo, donde uno sólo ve suicidios, tristeza, desesperanza, crisis moral, podredumbre y amargura. Al contrario, la estrella de Chile deslumbra por su férrea ley anti-aborto. Sin duda, un ejemplo.
NOT!
Lo triste es lo que demuestra el gráfico más abajo (
fuente: The Economist): el trágico saldo de muertes a causa de los abortos clandestinos. Es decir, si el trasnochado tema del aborto (sólo discusión en el tercer mundo y para la tercermundista derecha religiosa norteamericana) se sustentase sobre la "defensa de la vida", el resultado es una enorme cantidad de muertes. Sin contar la severa merma al estado de derecho, ya que estas leyes anti-aborto no se pueden aplicar ni fiscalizar, y no se acatan. Siendo el aborto una cuestión de conciencia, no admite penalización.
En África y en general el mundo subdesarrollado, las leyes anti-aborto son implacables. El gráfico muestra con claridad dónde las clínicas clandestinas matan más gente.
La solución entonces para evitar el aborto sería el empleo del condón. "¡¡NO!!, el condón no es seguro", brama el lobby pro-vida. OK, la solución entonces es poner a disposición de quienes lo demanden píldoras anticonceptivas. "¡¡NO!!", exclaman, "no ve que el anticonceptivo es la causa de la violencia contra la mujer, como dijo un papa y el papismo lo cree a pie juntillas" (el Papa es infalible, recuerden). Entonces la solución sería otorgar una educación sexual inteligente. "¡¡NO!!", grita el lobby religioso, "porque la única educación sexual que vale es la abstinencia y seguir el ejemplo de alguna agorafóbica enclaustrada en un convento".
Ni el condón es abortivo, ni los anticonceptivos son abortivos, ni la educación sexual es abortiva. El lobby pro-vida, para quienes el sexo fuera del matrimonio es "pecado", se opone al aborto simplemente por sus prejuicios sexuales: su actitud genera muertes en clínicas clandestinas.
Por mucho tiempo hemos tolerado a estos intolerantes.
Basta.
Contra flaitesPero la discusión debe también abordar una variable socioeconómica, y es que son las más pobres las que más sufren con la prohibición del aborto. De hecho, como vimos anteriormente, los países más pobres son los
que más sufren de muertes en clínicas clandestinas, y en los países pobres, son las más pobres las que más se ven forzadas a tener hijos no deseados. El gráfico de la izquierda es elocuente.
De aquí se desprende
lo mismo que concluye Freakonomics, y es que existe una relación directa entre pobreza y control de la natalidad, siendo el aborto probablemente la forma más desagradable de controlar a la población. Pero, ¿qué se puede hacer cuando nuestros contradictores se oponen a la píldora del día después, la T, los anticonceptivos y al no-abortivo condón?
Mientras más adolescentes den a luz, más pobres, más delincuentes. Es así de claro.
Para ilustrar este caso, examinemos por ejemplo un
tiroteo en pleno centro de Santiago, hecho de sangre que la derecha ultraconservadora usa para reclamar toques de queda, construcción de cárceles enormes y más represión policial. En aquella noticia
El Mercurio nos informa que...
"Julio González Chávez (30), quedó gravemente herido y su hijo Julio González Zúñiga (15) resultó con una lesión en su rodilla"
El señor González, un traficante de drogas, resultó herido junto a su hijo Julio, de tiernos 15 años. Se infiere que este sujeto fue padre a los 15 años, y que se esforzó todo este tiempo para que su hijo se uniese al rubro del narotráfico y así pudiese ganarse la vida al margen de la ley, en un ambiente de violencia y crimen. "¡A la cárcel!", grita el facherío. Pero, ¿por qué hace 15 años no se le ofreció a ese sujeto una educación sexual para que no embarazase a una mujer, y por qué en Chile no se les da la posibilidad del aborto? Esta es la pregunta que nadie aún contesta.
PitéateloQuizás el aumento de la criminalidad en estos últimos años tenga menos que ver con los "
18 años de gobierno de centro izquierda en Chile" (
como dice Graznido), y más con
el recrudecimiento de las leyes anti-aborto a partir de la criminalización del aborto terapéutico en 1989. ¿Habrá pensado en este nexo el lobby papista-derechista-conservador? Está claro que los flaites de hoy fueron concebidos a partir de 1989.
La reacción al excesivo número de flaites en Chile fue la campaña
Pitéate un flaite, que no tenía nada de odiosa sino era parte del tradicional humor negro chileno. Faltó añadir que la campaña más efectiva habría sido
"Pitéate a un flaite in utero".
Si quieren luchar contra el aborto,
legalícenlo. Sí, aunque suene contradictorio. Los países con aborto legal exhiben las tasas de aborto más bajas. En EEUU, de hecho, la cantidad de aborto se ha desplomado hasta llegar a los niveles históricos más bajos. En otras palabras, para reducir los abortos, la legalización ha sido más eficaz que las encíclicas de Ratzinger.