En su último artículo, el destacado columnista de El Mercurio y figura en la TV cultural, Cristian Warnken, nos dice que
La leyenda urbana todos la conocemos. Llegó un militar y le preguntó a Víctor Jara si él acaso era el músico del que todos hablaban. Luego le cortó la manos y le dijo: "toca ahora poh weón". El folclorista intentó tomar la guitarra. El militar, furioso, lo mató. Si esto fuese cierto sería atroz. El problema es que la realidad supera la ficción: Víctor Jara fue detenido ilegalmente, torturado, y fue asesinado por la espalda. Su cuerpo registró 44 disparos y fracturas múltiples por agonizantes torturas.
No Cristian. No jodas. Yo NO maté a Víctor Jara. Fue el asesino, el criminal más lunático que ha regido Chile, el dictador Augusto Pinochet Ugarte el responsable de matar por la espalda a un músico, "para salvar a la patria", según él y la horda que aún lo aplaude. Los que viven hablando de las Kalisnikov, del Plan Z, del marxismo internacional, esos son los que mataron a Víctor Jara. El conscripto Paredes efectivamente acribilló a Víctor Jara, ¿dónde están los mandos superiores? A la cárcel los asesinos, los preprotentes, los que se creen dueños de Chile y eligen quién vive y quién muere. Un país debe ser gobernado por leyes e instituciones, no por matones con armas. Castigo a los que detienen ilegalmente, ordenan la pena de muerte y ejecutan por la espalda, con 44 disparos. ¡¡44 disparos!! ¿Qué sicópata puede decir que eso es salvar a la patria?
A Víctor Jara no lo maté yo. A Víctor Jara lo mataron ellos. Y ellos ahora deben comparecer ante la justicia, esclarecer la verdad, establecer los hechos, y en un juicio justo deben pedir perdón y luego ser remitidos a la cárcel.
Luego de acabada la II Guerra Mundial, EEUU y los Aliados llegaron a liberar y reconstruir Alemania (que se convertiría al final en una potencia). Emergieron los horrores de los campos de exterminio, el mundo vivió en carne propia lo más maniático que puede llegar a ser un criminal al mando de un país. Los Aliados jamás comenzaron a matar a los jerarcas nazis por la espalda. Comenzaban los juicios de Nuremberg, donde comenzó una de las etapas más avanzadas del derecho internacional, en que la sed de venganza y el horror abrió paso a la justicia en tribunales, con derecho a defensa y en un estado de derecho. Se estableció que los mandos superiores son responsables por los actos de sus subalternos. Nadie puede ahora reclamar que no sabía nada. En Chile, por tres años tumultuosos de gobierno comunista (jamás una "guerra mundial"), los secuaces de Pinochet, excitados con el olor a sangre, comenzaron juicios clandestinos, ejecuciones aberrantes, cuerpos escondidos o incinerados, o arrojados al mar, descuartizados, torturados. Necesito, eso sí, que alguien me explique qué peligro representaba Víctor Jara, o muchos otros, que evidentemente no eran una amenaza subversiva para nadie. ¿Era el niño de 13 años Carlitos Fariña una amenaza subersviva, o escondía Kalishnikovs en su arsenal? ¿Era Víctor Jara una amenaza que se merecía una ejecución por la espalda?
No Cristian. Yo no maté a Víctor Jara.
"No fue el conscripto José Paredes Márquez el que mató a Víctor Jara. No. Lo maté yo y lo mataste tú, lector, porque preferiste no oír sus desgarradores gritos en el Estadio Chile, que segaron su voz cantora para siempre."
La leyenda urbana todos la conocemos. Llegó un militar y le preguntó a Víctor Jara si él acaso era el músico del que todos hablaban. Luego le cortó la manos y le dijo: "toca ahora poh weón". El folclorista intentó tomar la guitarra. El militar, furioso, lo mató. Si esto fuese cierto sería atroz. El problema es que la realidad supera la ficción: Víctor Jara fue detenido ilegalmente, torturado, y fue asesinado por la espalda. Su cuerpo registró 44 disparos y fracturas múltiples por agonizantes torturas.
No Cristian. No jodas. Yo NO maté a Víctor Jara. Fue el asesino, el criminal más lunático que ha regido Chile, el dictador Augusto Pinochet Ugarte el responsable de matar por la espalda a un músico, "para salvar a la patria", según él y la horda que aún lo aplaude. Los que viven hablando de las Kalisnikov, del Plan Z, del marxismo internacional, esos son los que mataron a Víctor Jara. El conscripto Paredes efectivamente acribilló a Víctor Jara, ¿dónde están los mandos superiores? A la cárcel los asesinos, los preprotentes, los que se creen dueños de Chile y eligen quién vive y quién muere. Un país debe ser gobernado por leyes e instituciones, no por matones con armas. Castigo a los que detienen ilegalmente, ordenan la pena de muerte y ejecutan por la espalda, con 44 disparos. ¡¡44 disparos!! ¿Qué sicópata puede decir que eso es salvar a la patria?
A Víctor Jara no lo maté yo. A Víctor Jara lo mataron ellos. Y ellos ahora deben comparecer ante la justicia, esclarecer la verdad, establecer los hechos, y en un juicio justo deben pedir perdón y luego ser remitidos a la cárcel.
Luego de acabada la II Guerra Mundial, EEUU y los Aliados llegaron a liberar y reconstruir Alemania (que se convertiría al final en una potencia). Emergieron los horrores de los campos de exterminio, el mundo vivió en carne propia lo más maniático que puede llegar a ser un criminal al mando de un país. Los Aliados jamás comenzaron a matar a los jerarcas nazis por la espalda. Comenzaban los juicios de Nuremberg, donde comenzó una de las etapas más avanzadas del derecho internacional, en que la sed de venganza y el horror abrió paso a la justicia en tribunales, con derecho a defensa y en un estado de derecho. Se estableció que los mandos superiores son responsables por los actos de sus subalternos. Nadie puede ahora reclamar que no sabía nada. En Chile, por tres años tumultuosos de gobierno comunista (jamás una "guerra mundial"), los secuaces de Pinochet, excitados con el olor a sangre, comenzaron juicios clandestinos, ejecuciones aberrantes, cuerpos escondidos o incinerados, o arrojados al mar, descuartizados, torturados. Necesito, eso sí, que alguien me explique qué peligro representaba Víctor Jara, o muchos otros, que evidentemente no eran una amenaza subversiva para nadie. ¿Era el niño de 13 años Carlitos Fariña una amenaza subersviva, o escondía Kalishnikovs en su arsenal? ¿Era Víctor Jara una amenaza que se merecía una ejecución por la espalda?
No Cristian. Yo no maté a Víctor Jara.