domingo, 18 de marzo de 2007

Continuación: Te lo advertimos, George (y Tony)

CONTINUACIÓN

El factor Tony Blair
Existen los tontos útiles (Aznar) y los tontos inútiles (Bush), pero también existen los inteligentes útiles (Blair), aunque acaban por entregarse al servicio de los tontos inútiles. El primer ministro británico ha sido servil ante los intereses de los neocons, increíble que esto le ocurra en el líder del Partido Laborista, pero lo realmente asombroso es que este abogado bien articulado, astuto y culto se convierta en el perrito poodle de un tejano mal hablado, ex alcohólico y drogadicto, cristiano y derechista recalcitrante.

El tonto útil y el inteligente útil pagaron caro su aventura neoconservadora, el 11 de marzo y el 7 de julio son fechas que madrileños y londinenses no olvidarán. Aznar perdió las elecciones a los pocos días, pero Blair siguió arrastrando a los británicos a una seguidilla de horrores que convirtieron a la otrora “figura inspiracional” en la lucha contra los Conservadores, en el primer ministro más odioso del que los ingleses tengan memoria.

Con las tropas en territorio iraquí, EEUU asignó a Gran Bretaña la zona de Basora, en el sur de Iraq. El esfuerzo británico por ganarse los “corazones y mentes” de los iraquíes se vio recompensado con una estabilidad y calma notables. Los soldados del “ejército al servicio de su majestad” usaban sólo boinas, no cascos, para así mostrarle a la comunidad que ellos son frágiles y que necesitan de la cooperación del pueblo para pacificar la región. Las armas que usaban eran pequeñas y discretas, y las tropas se involucraban en trabajo comunitario tratando de mejorar colegios, centros sociales, procuraban guardar respeto por las mezquitas, y se hacían acompañar en las patrullas por un intérprete que facilitase la comunicación verbal y el intercambio cultural con los civiles.

Todo iba bien pero la insistencia del “perrito poodle” en ponerse a disposición de manera irrestricta a su amo, George W Bush, terminó tirando por la borda todo el esfuerzo y logros alcanzados. El sistema nacional de electricidad aún no funciona con normalidad, gracias a la incompetencia norteamericana, ni tampoco se cuenta con alcantarillados ni suministro de agua. La población local veía a los soldados extranjeros bien alimentados y bien vestidos, mientras que ellos seguían viéndose despojados de su dignidad material. Al menos con Hussein podían tirar la cadena del baño. “¿Qué beneficio me reporta la democracia?”, se preguntaban los iraquíes. En este clima propicio, los insurgentes comenzaron a expandir su radio de acción desde Bagdad, hasta llegar finalmente a Basora.

Los británicos comenzaron a ser odiados, al punto que el general Mike Jackson terminó por declarar que la presencia británica sólo exacerba los ánimos, estimulando a los nativos a organizar cuadrillas de resistencia y a perfeccionarse en guerrilla urbana (quizás el Ché Guevara, si estuviese vivo, habría ido a asistir a los insurgentes).

Pero la cosa se puso color de hormiga en Londres. Los medios de prensa ingleses (que son un verdadero contrapeso al poder oficial) se enteraron que la famosa evidencia de que Saddam Hussein podía organizar un ataque “en 40 minutos” fue exagerada (“sexed up”, el nuevo término acuñado), y los medios terminaron por acusar a un científico tímido y reservado, cuyo nombre apareció publicado en la prensa: David Kelly. El hombre, que siempre supo que el gobierno de Blair exageró deliberadamente el informe, añadiéndole los infames 40 minutos, acabó por no resistir el acoso periodístico y se suicidó. Un informe posterior del juez Hutton determinó responsabilidades en la BBC, cuyo director general fue apartado de su cargo. Se estableció que el gobierno no mintió, pero quedó en tela de juicio la veracidad de los informes de inteligencia. La opinión pública terminó por enfurecerse. Siempre hubo oposición mayoritaria a la guerra, pero ahora se hacía unánime, y todo ocurría mientras la popularidad de Blair bajaba a niveles que harían de Margaret Thatcher una Miss Simpatía.

La política atlanticista que han practicado los británicos desde la II Guerra Mundial había garantizado la resistencia del mundo libre ante el comunismo. Pero hoy es sinónimo de opresión y de ataques demenciales en lugares remotos. La invasión a Iraq y la cárcel de Guantánamo representan todo lo que las fuerzas democráticas no deben hacer. El silencio del primer ministro le daba legitimidad a las fechorías de Bush.

Quizás en su momento Blair pretendió influenciar a Bush, pero éste último es terco e irracional, incapaz de hilar una frase, menos de entender al astuto y agudo líder inglés. Blair terminó tendido a los pies de la Casa Blanca, sin ser capaz de influir un ápice en las decisiones norteamericanas.

Las lecciones que los ingleses aprendieron en Irlanda del Norte se olvidaron en la Guerra contra el terrorismo. Tal como en Ulster, “el libertador inglés” y “garante de la democracia” se convirtió en el odioso opresor, indolente, que exacerba el sectarismo y fomenta el terrorismo y la guerrilla. Iraq es hoy la nueva Irlanda del Norte gracias al primer ministro Tony Blair.

¿Habría sido distinto con Al Gore de presidente?
La política ficción no es constructiva pero no podemos evitar las especulaciones sobre qué habría ocurrido si Exxon y el lobby cristiano no hubiesen hecho de la elección presidencial del 2000 un proceso fraudulento, ilegal e inmoral.

Luego de enterarse del ataque en las torres gemelas, Bush siguió leyendo cuentos infantiles a los niños que él visitaba en una escuela. Luego de 10 preciosos minutos perdidos, la comitiva presidencial perdió más de media hora tratando de encontrar el camino a la Casa Blanca. Una vez informado debidamente de los hechos, la primera reacción de Bush fue advertir: “We’re going to get those folks” (“a estos gallos los vamos a pillar”). Es lícito preguntarse si acaso es George W Bush uno de los hombres más idiotas del mundo. Hay demasiada evidencia que indica que este sujeto es, efectivamente, un tonto de remate.

No así el destacado político y ex vicepresidente durante la administración Clinton, ex candidato presidencial Al Gore. El hombre hoy sonríe al recibir un Oscar por su película “Una verdad inconveniente”, que lo ha elevado a la categoría de ícono en la lucha por la protección del medio ambiente. De intelecto brillante y gran elocuencia, seguramente también habría iniciado acciones bélicas en Afganistán, pero sin la asesoría de los neocons, probablemente se habría involucrado en ofensivas diplomáticas para mantener al secular Iraq fuera del conflicto religioso, habría demostrado competencia al lidiar con Ahmadinejad en Irán, y de seguro no habría alienado a la ONU en su contra.

Es un hecho que jamás habría dicho una brutalidad como “a estos gallos los vamos a pillar”, y con toda seguridad no habría usado el término “Cruzada” al invitar a las naciones occidentales a luchar contra el terrorismo musulmán. Habría sido más prudente al nombrar a su equipo de trabajo. Al contrario de Bush, no habría designado en defensa a un Donald Rumsfeld. Éste último dijo, sobre Iraq que “hay hechos desconocidos que conocemos, hay otros conocidos de desconocemos, pero hay hechos desconocidos que creemos que conocemos pero que desconocemos, y hay otros desconocidos que no sabemos que conocemos”... ni menos aún, Al Gore no habría permitido que su secretario de defensa le dijera a un soldado que se quejaba del pobre equipamiento militar: “usted va a la guerra con el equipamiento que tiene, no con el que le gustaría tener o que puede o no puede tener en un futuro cercano”. Creemos que Al Gore no posee la capacidad de rodearse de idiotas, simplemente porque él es inteligente.

Ni tampoco Al Gore nombraría un John Bolton como embajador de EEUU ante la ONU. Éste tal Bolton fue quien dijo que “si desapareciesen varios pisos de la ONU, nadie se daría cuenta”.

De seguro, en una administración Gore habría muchos desatinos, pero jamás llegarían al nivel atemorizante que hemos visto con George W Bush.

El mundo, un lugar más vulnerable
Lo paradójico es que gracias a la aventura iraquí los dictadores más brutales del mundo viven en plena inmunidad. Mientras Bush hace todo lo posible para perder la guerra en Iraq (y Afganistán), cientos de miles han sido asesinados en Darfur, Sudán, y un millón ha sido desplazado. Pero como ahí no hay petróleo, no importa mucho a Exxon (léase “Casa Blanca”). Corea, por su parte, trabaja arduamente para procurarse armas nucleares y ya casi las tiene. El demente de Kim Il-Jong no titubearía en usar armas nucleares contra Japón o EEUU, o por último, disfrutaría destruyendo lo que sea. Kim aúna en su ser la criminalidad de Hussein elevada al cubo, ¿no era éste un objetivo prioritario, más que Iraq?

Como si fuese poco, Irán se une al grupo y ahora quiere también tener juguetes nucleares. Mahmoud Ahmadinejad, el lunático mandamás de Irán, ha llamado a “borrar Israel de la faz de la tierra” y organizó un concurso de caricaturas sobre el Holocausto. Patético. En Palestina, los terroristas llegaron al poder. Desde el Líbano, lanzan dos rockets a Israel y Ehud Olmert destruye medio país en respuesta. Todo ante la mirada atónita de la comunidad internacional. Nadie hace nada. Más cerca de casa, tenemos que nuestro querido Chávez viaja a cada uno de los anteriores antros de criminalidad a estrechar vínculos. En retribución, Ahmadinejad incluso viajó a Ecuador a la ceremonia de asunción al poder de Correa. El terrorismo se acerca a Chile, y todo ocurre mientras EEUU pierde su tiempo en Iraq.

Propuestas de Chile Liberal
Aplaudimos la nueva ofensiva diplomática de EEUU y la expulsión de Donald Rumsfeld. Pero llamamos al electorado a votar por el partido demócrata de EEUU y por los Liberal Democrats en el Reino Unido. Con las administraciones actuales no hay posibilidad alguna de solucionar el problema en al menos dos décadas. (30 años después del desastre de Vietnam, este país se recupera económicamente. Creemos que solucionar el exabrupto de Bush en Iraq también tardará al menos dos o tres décadas.)

Una vez alejados los gobiernos actuales, la ONU debe involucrar países neutrales en la pacificación de Iraq, donde se necesitan muchas fuerzas de paz. Lo lógico es que éstas tropas lograsen ponerse a disposición de las naciones vecinas, que deben llevar a cabo la reconstrucción de Iraq, y no depender de mandos foráneos que desconocen la cultura y hábitos locales.

En lo contingente hoy, es imperativo el retiro inmediato de todas las fuerzas de ocupación y que se haga presente la diplomacia de distintos países, sin la hegemonía norteamericana. Aún es incomprensible porqué la tercera economía del mundo, Alemania, no cuenta con un poder militar acorde a su estatus democrático, mucho podría aportar Alemania. Respecto al retiro de tropas, es un hecho de público conocimiento que la presencia de las fuerzas de ocupación exacerba los ánimos de la población local, por ello insistimos en su retiro.

Conclusiones
Como hemos visto, la invasión a Iraq ha sido un fracaso absoluto. Se sacó a un dictador del poder, pero dudamos que de las ruinas de Iraq, otrora cuna de la civilización (Mesopotoamia), surja un gobierno democrático. Después de 655 mil muertos probablemente vendrá un baño de sangre mayor en una guerra civil que, como es la costumbre, acabará con un dictador en el poder (y quizás sea una dictadura teocrática).

La democracia occidental no ha triunfado y el fin de la historia sigue latente, pero como destrucción del mundo, no como triunfo de los valores democráticos. Los neocons se dieron vuelta la chaqueta, punto para ellos. Pero el hecho concreto es que la democracia estilo occidental sigue siendo la prerrogativa de unos pocos países (28 naciones, según The Economist; Chile no figura entre ellos)

Los chilenos nos libramos de vernos involucrados en este despropósito al no votar a favor de EEUU. Es decir, hicimos bien en no escuchar (nunca lo hacemos) a Hermógenes Pérez de Arce.

El cambio de régimen nunca fue el objetivo de la invasión y el simple hecho de sacar a Hussein del poder no justifica poner en riesgo la seguridad mundial. Si el objetivo era el cambio de régimen, se podría haber buscado otra solución, no la guerra. Como dijeron los Liberal Democrats en Inglaterra, “la guerra siempre debe ser el último recurso”.

Esperamos que el engaño de Iraq sea correctamente sancionado y que los republicanos y laboristas pierdan la próximas elecciones en sus respectivos países.

Mientras se confabulaba esta brutal invasión, un hombre de intelecto modesto como Jacques Chirac dijo “no hay evidencia suficiente que justifique la guerra”. Francia se declaraba oficialmente contra el belicismo angloamericano. Pero no sólo Francia, sino que la inmensa mayoría de naciones se declaraba en contra. En Londres, un millón de personas salió a las calles a protestar contra la guerra. Los “superamigos” hicieron caso omiso. Hoy vemos las consecuencias nefastas de la obstinación del presidente de EEUU y del primer ministro británico. Conste, que se lo advertimos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen análisis y recomendaciones razonables. Un artículo mucho mejor que el anterior de la serie, salvo por la majadera insistencia en los 655 mil muertos como Verdad Revelada, y lo de Hermógenes.

Lo que sorprende es la insistencia en tratar con guante de seda a tiranos repelentes. El derrocamiento de Hussein descrito como una "brutal invasión" (de hecho casi todas las muertes no se produjeron durante la invasión, sino durante la posterior ocupación). O anteriormente, la descripción de los carniceros de la cleptocracia pinochetista como "correctamente amnistiados", y la frase (ésta sí, digna de Hermógenes) "que sería un sinsentido pretender un juicio o alguna otra acción judicial contra Pinochet, ya que sólo atenderíamos los ánimos revanchistas de los promulgadores del marxismo".

Parecería que el leitmotiv del MLP es "de izquierda en teoría y lejos de casa, y de derecha dura en Chilito y en la práctica". Espero estar equivocado, ya que en Chile hace falta una fuerza verdaderamente liberal, no pinochetismo aggiornado con una máscara progre de la frontera para afuera más algún adorno anticlerical.

Cristian Sereño dijo...

Veo que los liberales progresistas de Chile, han sido contagiados por el discurso rancio y poco inteligente de la izquierda, el anti-bushismo, anti-imperialismo, etc,etc,etc, no es mas que un tipico discurso bonito y "comunicacionalmente correcto" a los cuales ya nos tiene acostunbrada la izquierda y su pacifismo exasperante, por el cual ni un insecto se dejaria matar por ellos. Los liberales poco a poco tendran que entender, que estamos en guerra, en este caso no una guerra fria, sino otra bien caliente. tal vez la primera guerra global, sin fronteras ni ejercitos regulares, ideologica y militar, que se lucha en las montañas de Afganistan, en las calles de bagdad, en suelo Americano- Europeo y en las sombras. No hay mucha diferencia entre los tuneles de Tora Bora y los del metro de Londres a los ojos de nuestros enemigos. Como suele ocurrir, los arboles no nos dejan ver el bosque. Desde que la izquierda perdio sus señas de identidad, al huir despavorido el proletariado de ella, su afan colectivista se ha transmutado en la defensa de las minorias y los marginales. No se ha perdido el habito totalitario: en lugar de la dictadura del proletariado, lo que se busca consolidar hoy es la dictadura de las minorias, llamense independentistas, antiglobalizacion, alternativos, artistas o islamistas. Lo marginal se hace pasar por lo normal, lo extraño por lo natural, lo ajeno por lo nuestro. Los mitos del capital se convierten en conceptos huecos, como el de paz universal. Todo lo que valga para minar el odiado sistema capitalista es valido.
Bush a sido victima de su propio exito, estoy seguro que si estuvieramos espantados, por los atentados de los fanaticos religiosos en USA, Europa y quiza aqui mismo, Bush seria considerado un Santo.
Hay que reconocer que la elite politica no fue ocupada por gente precisamente "genial", como Wolfowitz, Chenney y el mismo Bush, personajes que son solo "gentiles" y no verdaderos "filosofos" del Straussismo, de ahi que se puedan explicar los errores politicos, y estrategicos de la guerra de Irak.
Debemos recordar que los Neocons nos calificamos como "progresistas-realistas con principios".

Saludos

Cristian Sereño

Juan Perez Garcia dijo...

no concuerdo con el pensamient de cristian. no es solo desde la izquierda que se pide a gritos el fin de la guerra, es a nivel mundial. de derecha, izquierda o centro todo el mundo esta en contra de una guerra sin otro fundamento que el deseo de poder y el interes economico, sacrificando vidas inocentes. saludos

Chile Liberal dijo...

Para el forista del primer comentario:

Pinochet pasó a la historia como un dictador (ver La partida de un tirano) y creo que el concepto de amnistía es correcto cuando en el intento por hacer justicia, sólo logramos exacerbar los odios. En ningún momento se ha afirmado que amnistía sea sinónimo de condonar crímenes ni hacer vista gorda de ellos. Aplicarla hasta 1978 parece haber sido correcto.
Sin embargo, cualquier crimen posterior a esta fecha (sea de DDHH o de evasión de impuestos, etc) debe ser juzgado.
La frase que has citado se aplica sólo en el contexto de muertes acaecidas durante el Golpe y los años inmediatamente posteriores.

Cristian:
Sí, estamos en guerra, pero Iraq no era un escenario del conflicto.
En esto estoy de acuerdo con Stalke, ya que estábamos todos en contra de esta guerra (o su eufemismo, "ataque preventivo").
Aparte de eso, interesante tu blog, pero pocos artículos.
Avísanos cuando tengas más material.

Anónimo dijo...

Creo una postura que niega la igualdad ante la ley, o la universalidad de los derechos humanos fundamentales, es cualquier cosa menos liberal.

Pero si el liberalismo es amnistía a los mayores criminales de la historia de Chile (limitada a 1978 para los esbirros, pero ilimitada para el Chacal), más amor y paz por Saddam, prefiero ser un marxista neocon. Desde hoy voy a poner un busto de Bush al lado de uno de Allende. Se ve bastante menos extraño (e infinitamente menos repulsivo) que un busto de Saddam al lado del de Pinochet.